Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


domingo, 21 de abril de 2013

Frase 2167 - De Friedrich Nietzsche

"Estoy anonadado, no porque me hayas mentido, sino porque ya no puedo creerte." 

Hay que reconocer que el imperio americano domina a la perfección los medios de comunicación, y sin duda tiene grandes expertos en gestión y control de masas: La crisis creada por las bombas colocadas en el Maratón de Boston ha sido rápida y espectacularmente resuelta: Se han identificado a los culpables, y se han eliminado.Eran pocos, de fuera, de otra religión, malos, muy malos y extranjeros. Ya está.

Curiosamente, si nos fijamos, la mayoría de los grandes atentados americanos se han explicado por la intervención de un solo, o muy pocos, criminales enloquecidos: Desde el asesinato de Lincoln, pasando por el de Kennedy, la bomba de Oklahoma... hasta llegar a estos últimos. Se coge al malo (vivo o muerto) y se descubre que actuó casi sólo, por rencor hacia una sociedad maravillosa que les acogió y les dio todo tipo de oportunidades. Se lo cargan, a ser posible antes de que pueda hablar. Y aquí paz y después gloria. Hasta otra.

Vivimos en una película, sometidos a que nos cuenten constantemente películas en las que ellos nos dicen quienes son los buenos y quienes los malos, cuándo tenemos que pasar miedo y cuándo tenemos que aplaudir después de que los Hombres de Harrelson solucionen la situación con muchos tiros (aquí eran 7000 contra un chico de 19 años herido, además de muchas tanquetas, helicópteros y demás maravillas del armamento antiterrorista). Nos dicen quienes son nuestros enemigos y quienes nuestros amigos, y nos aplican a la realidad esquemas de lo más simplistas para explicar cosas que luego, en sus pelis de las pantallas, resulta que son profundas conspiraciones de organizaciones multinacionales que lo que buscan es más dinero y más poder. Tal parece que los geniales guionistas de Hollywood (A muchos de los que sinceramente admiro) pretendieran decirnos: "No seáis pavos: la realidad no es la que os cuentan, hay más..."

En tiempos de la autocomplacencia franquista circulaba un "chiste" que decía que tras el asesinato de Kennedy  los americanos nos cambiaban dos portaaviones por una pareja de la Guardia Civil. Visto lo que hemos visto, no es extraño pensar que si ellos hubieran tenido que soportar la pesadilla de ETA habrían desplegado los portaaviones por las calles, como mínimo, dada la sobreactuación desplegada que acabamos de ver.

Puede ser que todo sea verdad, incluso. Pero nos han acostumbrado a mostrarnos y a demostrarnos cómo pueden contarnos grandes mentiras, hacérnoslas creer (incluso alguno de nuestros presidentes se creyó lo de las armas químicas, aunque visto el personaje, pues...). Podría ser que hubiera armas de destrucción masiva en Irak, y luego no las hubiera. Pudiera ser que realmente los atentados de las Torres Gemelas los hubiera montado Bin Laden, y que sus antiguos socios de la familia Bush, de Arabia Saudí, la CIA, el FBI, el Ejército, La Fuerza Aérea, Rambo, 007, el de la Jungla de Cristal, los de Arma Letal, Chuck Norris... y todos esos que no sabemos si existen o no, no se dieran cuenta. Pudiera ser que hubieran llegado a la Luna y todo, y pudiera ser que pudiera ser que no fuera. Ya no sabemos si la realidad es lo que nos cuentan o si lo es porque nos lo cuentan. ¿Quien hace la realidad? ¿Quien nos ha dicho ahora que estamos en crisis, y antes nos decía que éramos ricos, y luego nos dirá que cómo queremos sanidad gratis si somos pobres?.

En cualquier caso, como de todas las películas se puede salvar algo, me quedo con Obama. Nos haría falta un Obama en Europa, con todo lo que lleva detrás. Está claro que no es tan simplista la cosa en la realidad, pero estamos en el juego de los personajes y de los roles. Quizás sea porque le veo como ajeno y posible  víctima e todos estos manejos, quizás como algunos otros de los presidentes USA que nos presidieron a todos. Es complicado esto, pues no sólo estamos sometidos a la subjetividad de los mensajes que nos llegan, sino también a la de nuestro propio encaje de tales mensajes recibidos con lo que quisiéramos que fuera la realidad.

Empieza una campaña de miedos. Otra vuelta de tuerca más. El terrorismo hace que se interrumpan garantías constitucionales, que se justifiquen los hiperdespliegues policiales, que las masas se docilicen ante el miedo al enemigo inubicable e inesperado, que se demonice a las minorías (recordemos nosotros a nuestros moriscos, a los que se culpaba de los ataques piratas, que era un modo de terrorismo también). Si con el dominio de la radio Orson Wells hizo creer a millones de personas que estábamos siendo invadidos por extraterrestres, y Goebbels y sus secuaces movilizaban a los alemanes a pesar de los evidentes reveses de la guerra, qué no van a conseguir quienes tienen el dominio de las cadenas televisivas, las productoras de cine y de los medios de comunicación en general.

Podemos aplicar el principio de la duda cartesiana, y dudar incluso de que sea verdad aquello que de base establecemos como cierto. A lo mejor, quien sabe, llegamos a la conclusión de que la mejor solución es la que nos proponen, y de que es verdad lo que nos dicen. ¡Mira tú!. Pero lo escalofriante, lo verdaderamente escalofriante, es la facilidad, la entrega, con la que millones de ciudadanos medios aceptan, sin dudar,  las explicaciones que se les da por las pantallas, y elevan a categoría de cierto lo que se les hace ver, que puede ser, como tantas veces ha pasado, un montaje (muy elaborado, eso sí). Se puede esperar que, en cualquier momento, una idea peligrosa, una paranoia colectiva, sea extendida y difundida condicionando vidas y países, y que el pacífico ciudadano se transforme en celoso guardián de no se sabe qué orden, persiguiendo y delatando a los "diferentes". Esto se ha reiterado en tantas ocasiones en la historia que no hay que olvidar esta amenaza. Cuando la energía de las masas tiende a volverse contra el poder (Imaginemos un país con una situación de paro y recesión incontrolable, y profundamente decepcionado de sus clases dirigentes, por ejemplo) no es extraño que se tienda a redirigir esa energía en luchas fratricidas entre quienes deberían estar aliados contra el auténtico enemigo. En España tenemos mucha experiencia en eso.

Las realidad es que la masa, como tal, es propensa y propicia a que le cuenten películas, a que le cuenten cuentos. Gracias a esto, las religiones han triunfado basándose en las fábulas más disparatadas. Porque el personal lo que quiere es solución a sus preguntas, recetas para actuar, entender las amenazas a las que se enfrenta y un señor poderoso que les proteja.(No hemos salido en esto de las épocas oscuras de tribus, hechiceros y caudillos). Como vemos, muchos de los esquemas freudianos en cuanto a tótems, tabúes y asesinato del padre caben aquí. Solamente desde el profundo conocimiento de esta dinámica se pueden establecer actuaciones y políticas - estas son a plazo muy largo - tan estudiadas como: "Creamos el peligro, se lo explicamos sencillamente para que lo entiendan, se lo enmarcamos en los esquemas que les hemos imbuido durante años a través de películas, series, noticiarios y videojuegos (a veces se confunden), les decimos quien es su enemigo, lo magnificamos, les libramos de él y los tenemos en el bote para otra temporada".

Guardaros este esquema y veréis cómo podréis explicaros muchas cosas, tanto pasadas como futuras.

Buenas noches

sábado, 13 de abril de 2013

Frase 2166 - De Mark Twain

"Nunca discutas con un estúpido, te hará descender a su nivel y ahí te vencerá por experiencia."

Hay veces que tenemos que enfrentarnos a personas que no piensan como nosotros, para defender algo en lo que creemos o para evitar aquello que entendemos como un error. Hay veces que nuestros argumentos, y nuestros términos de discusión son comparables a los de nuestro opositor, y podemos llegar a un acuerdo o incluso aprender y reconocer que nos estábamos equivocando.

También hay veces que nos sentimos impotentes, pero no desde el reconocimiento de la abrumadora superioridad de nuestro oponente, porque entonces es enriquecedor, sino por la conclusión de que la persona con la que discutimos va a ser incapaz de llegar a entender nada, bien porque no puede, o bien porque no acepta o no quiere, que es el peor de los casos. Entonces vale la pena replegarse astutamente, porque gastar nuestros argumentos, nuestra paciencia e incluso nuestra estabilidad emocional en quien no respeta ni entiende ni atiende nuestros argumentos es una tontería.

En las discusiones, como en cualquier otro campo de las relaciones humanas, se demuestra el nivel de educación y de sensibilidad de cada uno, y aún más: el nivel de delicadeza, que es eso tan sutil que no lo otorgan ni las titulaciones universitarias, ni los cargos, ni el dinero, ni el poder. La delicadeza se absorbe desde la cuna, y se va cultivando desde el principio rector del respeto al otro. Cuando no hay delicadeza, se puede tener toda la razón pero queda desvirtuada por la falta de estilo.

Las discusiones que tienen probabilidad de éxito son aquellas en las que, por ambas partes: 
  • a) - Existe un nivel de delicadeza mínimo. 
  • b) - Existe una voluntad de entendimiento.

Cuando se parte de que no se cumple el punto b), normalmente implica que no se cumple el a). Por lo tanto, cuando apreciamos que estamos ante un oponente sin estilo, sin voluntad de entendimiento y en el que suelen acompañarse estas circunstancias con dosis de prepotencia, totalitarismo y habitualmente posiciones de poder relativo, lo más inteligente es no plantear batalla y esperar mejores circunstancias. Nuestros razonamientos y argumentos han de ser suficientemente valiosos para nosotros como para no dárselos gratuitamente a quien no sabe valorarlos. Y si es el otro el que lleva razón, y su problema son las formas, precisamente por eso no vamos a llegar a aceptarlo.

En realidad, la persona que no escucha y que intenta imponer su opinión sin tratar de atender y entender a otro se está privando de las posibilidades de crecimiento que dan, por una parte, aprender nuevas posturas y razonamientos, y por otra, poder llegar a reconocer que estás equivocado. Este es el principio de la sabiduría. El que cree que lo sabe todo y que tiene todas las soluciones no es, al final, más que un pobre ignorante limitado por si mismo. Límites que, con su actitud, hace cada vez más estrechos. 

Buenas noches.

martes, 9 de abril de 2013

Música recomendada: Grándola, Vila Morena


Comparto totalmente el artículo de Juan Ferrer en http://www.vlcciudad.com/grandola-vila-morena/. Yo también me emociono cada vez que la oigo. Es evidente que para los que vivimos de determinada forma determinadas épocas, no solamente este recuerdo es importante, sino la sensación de que es de nuevo necesario empezar, como quien llega a la conclusión de que el diseño inicial se perdió en algún momento y hemos de volver a las raíces. 

Para los que no sepáis de qué va esto: http://es.wikipedia.org/wiki/Gr%C3%A2ndola,_Vila_Morena 

Ya no estamos en la lucha de los pueblos de cada estado contra sus gobiernos opresores. Estamos en la lucha del pueblo europeo contra quienes mandan a sus gobernantes. No nos engañemos. Estos últimos son meros instrumentos, que llegan al poder mediante elecciones que ganan por su disponibilidad de dinero (obtenido muchas veces por procedimientos "no claros"), dinero que les da el manejo de los medios de información y con ello la configuración de la opinión pública. No ganan as elecciones democráticamente: Manipulan salvajemente la realidad para conseguir hoy día mediante procedimientos "legales" aquello que hace años tenían que obtener mediante crueles golpes militares.

Que no nos engañen. Los alemanes, los holandeses, los finlandeses... no son nuestros enemigos. Ellos también padecen y padecerán esta destrucción de derechos y libertades. Acabarán con nosotros, y les llegará a ellos, porque el capitalismo es insaciable. Ojala esta crisis tenga como efecto la superación  de los límites estatales heredados del absolutismo, esas fronteras forzadas que separas a unos pueblos de otros, esos provincianismos miopes que prefieren ser gobernados por caciques locales que les airean banderas y patrioterismos mientras succionan el dinero de esas sociedades que dicen defender. Ojala crezca la conciencia de que somos un solo pueblo, y tenemos un único enemigo: Aquellos que se enriquecen a costa del dolor ajeno, aquellos que hacen negocio con nuestros derechos, aquellos que nos mienten constantemente y que crean falsas confrontaciones entre nosotros para seguir en el poder.

Que Grándola vuelva a ser el principio.

http://www.youtube.com/watch?v=MiIvUCkfGSU
http://www.youtube.com/watch?v=MmqlV3TLVDQ
http://www.youtube.com/watch?v=hF-IlX228Zc 

Y la preciosa voz de Amalia rodríguez
http://www.youtube.com/watch?v=ObL11AOeBhc

Hasta en la TV gallega (¿Os imagináis esto en C9?:
http://www.youtube.com/watch?v=qngw6OhDZ0I

Buenas noches