Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


jueves, 31 de julio de 2014

COSAS QUE NO QUIERO OLVIDAR – SANTIAGO DE COMPOSTELA, 1972

1972, finales de Agosto. Hay una gran niebla en Praterias, que se extiende por todo el entorno de Pensión Fonseca, en la Rua de Fonseca. No es la primera vez, ni será la última. Allí se puede hacer de todo menos dormir. Las calles que rodean La Catedral son un hervidero de vida. Santiago no es aún la capital burocrática de Galicia. Es una ciudad puramente universitaria, y nosotros tenemos 20 años. 20 años y en Santiago.

Somos tres: José Luis Puchades, a quien me encantaría volver a ver. Hemos venido con su R8 desvencijado. Mi amigo del alma: Moncho, y yo. Santiago es nuestro. Nos integramos en los bares, en las calles, formamos parte de La Tuna sin tener ni idea ni siquiera de cantar. El único, Moncho, que toca la guitarra y los bongos. José Luis liga de manera escandalosa, y yo me dedico a lo que luego me dejó enganchado: Aprenderme de memoria las piedras, la historia y la vida de eso tan maravilloso y desconocido que es Santiago de Compostela. Pero el profundo, no eso que después han vendido al turismo.

En Santiago está Mª Jesús, mi compañera de carrera en Valencia, gallega, preciosa y dulce como ella sola. Y su amiga Teresa, que se ha doctorado en historia de La Catedral, y con la que la  recorro (a la catedral) una y otra vez memorizando todas las historias que Teresa me cuenta. Recorremos el Santiago de los santiagueses, por el día y por la noche. Pasan los días, y no los contamos. Pulpo, Riveiro, tuna, gallegas, empanadas, gallegas, Riveiro, pulpo. Y los/las gallegos/as, que entonces estaban resurgiendo con su cultura y se volcaban con quien se interesaba por su lengua. Mucho antes de que los políticos consideraran un filón volver a aquella preciosa cultura, nosotros ya habíamos hecho inmersión en la literatura en gallego: Cuentos, leyendas, antropología; todo lo que pillábamos escrito en gallego nos lo pulíamos, como una continuación de la lucha que llevábamos en Valencia por leer todo lo posible en valenciano. Eran los primeros 70, cuando la mayor parte de nuestros políticos “democráticos” estaban en colegios de curas o apuntándose a las fuerzas nuevas.

Veníamos de un campamento de las juventudes del régimen. Nos habían echado prácticamente a punta de pistola, por rojos. Éramos especialistas de vela, pero también universitarios, y no comulgábamos con la forma de ver las cosas de un jefe de campamento que era un oficial de marina muy conservador, un capellán que era muy del Opus y otros personajes que ya no tragábamos. Y deambulábamos por Galicia, sin un duro, comiendo muchos días solamente cacahuetes (de ahí puede que venga mi afición) y otras muchas veces gorroneando al pobre José Luis, que era el único que trabajaba y al parecer tenía pasta de familia (Y un Renault 8, no lo olvidemos).

Llevo a Galicia en lo más profundo, desde que empecé a ir en el 70: Sus rías, sus montes, sus playas, sus rúas, sus gentes. Aquellas gentes que entonces conocí y que he podido volver a encontrar cuando he vuelto fuera de la temporada turística, cuando me he metido por sus caminos rurales, cuando he pateado sus aldeas. Y aún recuerdo aquellos días de Agosto, con mucha niebla y lluvia fina, en la pensión Fonseca, cuando podíamos hacer de todo menos dormir, y cuando las calles estaban llenas de vida y ansias de libertad y llamaban intensamente a nuestros 20 años.

Santiago siempre será para mí todo aquello, y cuando he podido recorrer sólo, de madrugada, las rúas de su casco viejo, he creído encontrar a mis amigos esperándome apoyados en aquel R8, hartos ya de que las piedras me engancharan tanto y listos para marcharnos a buscar otro poco de libertad.


Para Mª Jesús, que sé que lee este Blog desde no sé donde, y para José Luis, a ver si consigo volver a verle, y para Moncho, que va a hacer seis años que nos dejó, pero no se ha ido, y nos estará esperando junto a La Catedral, seguro.

El adiós de la tuna

sábado, 26 de julio de 2014

ACTUALIDAD DE LOS CONSEJOS DE MARTIN FIERRO A SUS HIJOS

Espléndidamente cantado en parte por el genial y añorado Jorge Cafrune, vosotros veréis cuan de actualidad están alguna de estas estrofas (Las negritas son mías, me apetecía).

CANTO XXXII (Segunda Parte)

Un padre que da consejos
Más que padre es un amigo,
Ansí como tal les digo
Que vivan con precaución-
Naide sabe en qué rincón
Se oculta el que es su enemigo.

 Yo nunca tuve otra escuela
Que una vida desgraciada-

No extrañen si en la jugada
Alguna vez me equivoco-
Pues ha de saber muy poco
Aquél que no aprendió nada.

 Hay hombres que de su cencia
Tienen la cabeza llena;
Hay sabios de todas  menas,
Mas digo sin ser muy ducho:
Es mejor que aprender mucho
El aprender cosas buenas.

 No aprovechan los trabajos
Si no han de enseñarnos nada-
El hombre, de una mirada
Todo ha de verlo al momento-
El primer conocimiento
Es conocer cuándo enfada.

 Su esperanza no la cifren
Nunca en corazón alguno-
En el mayor infortunio
Pongan su confianza en Dios-
De los hombres, sólo en uno,
Con gran precaución en dos-

 Las faltas no tienen límites
Como tienen los terrenos-
Se encuentran en los más buenos,
Y es justo que les prevenga;-
Aquél que defectos tenga,
Disimule los ajenos-

 Al que es amigo, jamás
Lo dejen en la estacada,
Pero no le pidan nada
Ni lo aguarden todo de él-
Siempre el amigo más fiel
es una conducta honrada.

 Ni el miedo ni la codicia
Es bueno que a uno le asalten-
Ansí no se sobresalten
por los bienes que perezcan,
Al rico nunca le ofrezcan
Y al pobre nunca le falten.

 Bien lo pasa hasta entre Pampas
El que respeta a la gente-
El hombre ha de ser prudente
Para librarse de enojos-
Cauteloso entre los flojos
Moderado entre valientes.

 El trabajar es la ley
Porque es preciso adquirir-
No se expongan a sufrir
Una triste situación-
Sangra mucho el corazón
Del que tiene que pedir.

 Debe trabajar el hombre
Para ganarse su pan;
Pues la miseria en su afán
De perseguir de mil modos-
Llama en la puerta de todos
Y entra en la del haragán.

 A ningún hombre amenacen
Porque naide se acobarda-
Poco en conocerlo tarda
Quien amenaza imprudente-
Que hay un peligro presente
Y otro peligro que aguarda.

 Para vencer un peligro,
Salvar de cualquier abismo,
Por experiencia lo afirmo,
Más que el sable y que la lanza-
Suele servir la confianza
Que el hombre tiene en sí mismo.

 Nace el hombre con la astucia
Que ha de servirle de guía-
Sin ella sucumbiría,
Pero sigún mi esperiencia-
Se vuelve en unos prudencia
Y en los otros picardía.

 Aprovecha la ocasión
El hombre que es diligente-
Y téngalo  bien presente,
Si al compararla no yerro-
La ocasión es como el fierro
Se ha de machacar caliente.

 Muchas cosas pierde el hombre
Que a veces las vuelve a hallar-
Pero les debo enseñar
Y es bueno que lo recuerden-
Si la vergüenza se pierde
Jamás se vuelve a encontrar.

Los hermanos sean unidos,
Porque ésa es la ley primera.
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea-
Porque si entre ellos pelean
Los devoran los de ajuera.

 Respeten a los ancianos,
El burlarlos no es hazaña-
Si andan entre gente estraña
Deben ser muy precavidos-
Pues por igual es tenido
Quien con malos se acompaña.

 La cigüeña cuando es vieja
Pierde la vista, -y procuran
Cuidarla en su edad madura
Todas sus hijas pequeñas-
Aprendan de las cigüeñas
Este ejemplo de ternura.

 Si les hacen una ofensa,
Aunque la echen en olvido,
Vivan siempre prevenidos;
Pues ciertamente sucede-
Que hablará muy mal de ustedes
Aquel que los ha ofendido.

 El que obedeciendo vive
Nunca tiene suerte blanda-
Mas con su soberbia agranda
El rigor en que padece-
Obedezca el que obedece
Y será bueno el que manda.

 Procuren de no perder
Ni el tiempo ni la vergüenza-
Como todo hombre que piensa
Proceder siempre con juicio-
Y sepan que ningún vicio
Acaba donde comienza.

 Ave de pico encorvado
Le tiene al robo afición-
Pero el hombre de razón
No roba jamás un cobre-
Pues no es vergüenza ser pobre
Y es vergüenza ser ladrón.

 El hombre no mate al hombre
Ni pelee por fantasía-
Tiene en la desgracia mía
Un espejo en qué mirarse-
Saber el hombre guardarse
Es la gran sabiduría.

 La sangre que se derrama
No se olvida hasta la muerte-
La impresión es de tal suerte,
Que a mi pesar no lo niego-
Cae como gotas de fuego
En el alma del que la vierte.

 Es siempre en toda ocasión
El trago el peor enemigo-
Con cariño se los digo,
Recuérdenlo con cuidado-
Aquél que ofende embriagado
Merece doble castigo-.

 Si se arma algún revolutis
Siempre han de ser los primeros-
No se muestren altaneros
Aunque la razón les sobre-
En la barba de los pobres
Aprienden pa ser barberos.

 Si entregan su corazón
A alguna mujer querida,
No le hagan una partida
Que la ofenda a la mujer-
Siempre los ha de perder
Una mujer ofendida.

 Procuren si son cantores,
El cantar con sentimiento,
Ni tiemplen el instrumento
Por sólo el gusto de hablar-
Y acostúmbrense a cantar
En cosas de fundamento.

 Y les doy estos consejos
Que me han costado alquirirlos,
Porque deseo dirijirlos,
Pero no alcanza mi cencia-
Hasta darles la prudencia
Que precisan pa seguirlos.

 Estas cosas y otras muchas,
Medité en mis soledades-
Sepan que no hay falsedades
Ni error en estos consejos-
Es de la boca del viejo
De ande salen las verdades

jueves, 17 de julio de 2014

Produir, pensar, viure

Diuen els orientals que els occidentals hem perdut la saviesa de viure lentament. Que gran veritat! Creiem que per fer moltes coses som més productius, millors per a la societat. Això genera en la majoria de nosaltres constants frustracions, ja que no podem fer tot allò que volguérem o deguérem, i som conscients que la majoria de coses no les podem fer tan bé com podríem, ja que el que preval és la quantitat sobre la qualitat.

En el nostre interior, la diferència entre com creiem que hem de viure i com estem fent-ho genera una energia negativa que es torna contra nosaltres. Açò és el que hui es diagnostica com a estrés, que no és més que la somatització del resultat de l'anàlisi que la nostra saviesa interna fa de la vida que portem. I la major part de les vegades no aprovem.

Estem programats com a peces de la cadena producció-consum-venda, cada vegada més. Se'ns inculca el pànic a parar, a tindre un segon lliure per a analitzar el nostre camí i preguntar-nos si volem anar a on anem. Televisió, futbol, ràdio… Tot és un esforç per a tindre'ns distrets la major part possible del dia. I té èxit. Són molts els que senten paüra davant d'un possible moment de silenci, de soledat.

Se'ns ensenya a identificar lentitud amb falta de productivitat, amb ineficàcia, com un valor negatiu. Dir-li a algú lent és com dir-li desmanotat. No es concep l'absència de pressa que tenien els nostres predecessors per a fer les obres mestres que ens han llegat. No podem imaginar que un artesà puga disfrutar fent el seu treball, quan podria crear una cadena i produir moltes més peces, generar més benefici, més quantitat, més diners.

La civilització industrial i el capitalisme han elaborat bé la nostra escala de valors. Qui és útil? El que produïx molt en quantitat, si els beneficis són proporcionals a allò que ha produït. Si un treballador és feliç o no, no produïx plusvàlua, així que interessa que pense el que és útil que pense, valore el que és útil que valore i no s'isca del recte camí, que serà sempre el que convinga a la classe dominant.

Però el nostre interior no ens enganya: Dolors, malalties, depressions, violència… són les manifestacions que el nostre interior s’adona, que estem vivint com no volem. Podem tindre molt, podem “divertir-nos” molt. Però: Podem estar a soles amb nosaltres mateixos? Podem i sabem escoltar-nos?

martes, 8 de julio de 2014

CONCENTRARSE PARA IRRADIAR

Muchas gracias a todos los que me habéis felicitado. He estado unos días desconectado, sin red, en la playa, bañándome y leyendo ¡en papel!, dedicado al muy noble arte de no hacer nada muy despacio, a mirar al mar, a hablar con los vecinos, a ser persona. Y como objetivo principal, dejar de recibir inputs, dejar de actuar en ese modo reactivo en el que estamos demasiadas veces demasiado tiempo, incluso transformando nuestra comunicación a través de la red o fuera de ella en meras reacciones a los estímulos que nos llegan del exterior. Salir del modo reactivo y volver al modo reflexivo, es lo que nos hace falta de vez en cuando, tanto como personas como como sociedad.

Hace muchos años, alguien importante me presentó aquello del "concentrarse para irradiar" unamuniano, y como tantas veces nos pasa, se me hizo tarde para agradecérselo, aunque si tengo la suerte de que está leyendo esto, y se acuerda, vaya mi agradecimiento por esta y otras muchas cosas. Hay veces que nos pasan las personas y las cosas demasiado deprisa, sobre todo viéndolo con la lejanía de los años, o que nos mandan mensajes que en ese momento no estamos capacitados para identificar o responder pero que el tiempo va haciendo germinar dentro de nosotros. Al final, somos la huella que hemos podido dejar en los demás y la huella que los demás han dejado en nosotros, somos un compendio de influencias entrantes y salientes y tenemos que dedicar más tiempo a procesarlas en nuestro interior, a procesar nuestro interior e incluso a procesar el modo como nuestro interior procesa.

Cuando van pasando los años y vamos navegando por la vida, nos damos cuenta de que lo más importante que tenemos, aparte del amor de los nuestros, es el tiempo. Y muchas veces es lo que menos valoramos. ¿Cuánto tiempo dedicamos al cabo del día a pararnos, a ser nosotros mismos, a estar a solas con ese gran desconocido que llevamos dentro, simplemente a andar, a mirar al mar, a meditar en cualquiera de esos templos de cualquier religión que están cargados de energía positiva, o bajo un árbol, que quizás sea el primer templo que la naturaleza nos dio?
 Estamos en una sociedad en la que parece que la gente teme al silencio, o a determinado tipo de música que abre nuestra espiritualidad, que puede ser de fuentes variadas  pero creada con el conocimiento suficiente para abrir esas puertas que tan poco frecuentamos. Y ese temor hace que en demasiadas ocasiones se ridiculice y se intente obviar al que inicia esta búsqueda. Y desde luego, a los poderes reales que controlan nuestras sociedades no les interesa nada esta vertiente reflexiva. Por eso intentan constantemente captar nuestro subconsciente, manteniéndonos “distraídos”. El personal va rodeado de ruido, necesita llevar cascos, hablar por teléfono, estridencias, invasiones de su cerebro, inputs constantes que le impidan pasar al modo reflexivo, manteniéndose siempre en el modo reactivo.


Todo, quizás, porque hay mucha gente que teme pararse y pensar, o no pensar, simplemente estar. Y mirar, y escuchar, y ver cómo las gaviotas se lanzan en picado a por los peces, ver las olas, admirarse de la vida a nuestro alrededor, vaciarse de tanto ruido como llevamos dentro, tanta presión, tanta tensión, tantas cosas que queremos decirnos a nosotros mismos pero nunca tenemos tiempo de hablar con nuestro interior, con eso que unos llaman “El Gran Maestro”, otros la conciencia, otros el alma…etc. Distinta terminología para lo mismo, distintas vías para una misma búsqueda.

También me dijo otra de esas personas que pasan y dejan huella que hay que querer mucho a una persona para poder compartir con ella el silencio. ¡Qué gran verdad! Porque cuando no hay auténtica confianza, necesitamos siempre estar recubriéndonos de palabras, creando conversaciones innecesarias, para no sentir esa sensación de que se nos está oyendo pensar. El silencio molesta cuando dentro de nosotros no hay quietud. Quizás por eso nuestra sociedad española sea tan ruidosa.

¿Con cuantas personas, en realidad, podemos compartir ese don maravilloso que es el silencio?

Os dejo con Unamuno:

 ¡ADENTRO!
Busca tu ámbito interior
el de tu alma.

En vez de decir, pues,
¡adelante! o ¡arriba!,
di ¡adentro!

Reconcéntrate para irradiar;
Déjate llenar para que reboses

Luego,
Conservando el manantial.
Recógete en ti mismo
Para mejor
Darte a los demás.

Avanza en las honduras
De tu espíritu
Y descubrirás cada día
Nuevos horizontes,
Tierras vírgenes,
Ríos de inmaculada pureza,
Cielos antes nunca vistos,
Nuevas constelaciones.

Tienes que hacerte universo,
Buscándolo dentro de ti.
¡Adentro!

Miguel de Unamuno.

NOTA: Recibo algunos comentarios anónimos que agradezco. Lamentablemente, no voy a publicarlos porque entiendo que cuando uno opina, debe firmar su opinión. Poned vuestro nombre, por favor. Gracias.