Terminada la II Guerra Mundial ,
la sociedad occidental, vista desde el lado americano, está conmocionada. Los
sólidos valores de la derecha previos a la misma, que en demasiadas ocasiones
se aproximaban a las ideologías fascistas europeas, se han visto enfrentados al
alineamiento “en defensa de la Democracia” por parte del gobierno y de los
poderes financieros, (más dependientes de Londres y la banca británica que de
Europa), quedando así en una situación de discreto segundo plano, aunque no por
ello lejanas del poder.
Por otra parte, la necesaria
intervención de la mujer en el mantenimiento de la sociedad mientras los
hombres estaban en los frentes ha roto con el papel sumiso de la misma y su
conveniente segundo plano en las estructuras sociales. Además, los soldados
desmovilizados han visto enfrentarse sus esquemáticas ideas a las estructuras
mentales europeas y, por otra parte, la ideología comunista, “compañera de
viaje” de los USA en la lucha contra los fascismos, remueve peligrosamente
determinados esquemas.
La ubicación de EEUU como
potencia dominante precisa dotar al nuevo Imperio de una mitología de base,
algo que sustente y defina en el arraigo popular los valores sobre los que el
imperio crece. Las religiones, especialmente la católica, se han visto también
erosionadas por los periodos previos a la guerra y por su colaboración clara
con los fascismos, bien a través de la iglesia española, sustento del régimen
franquista, o a través de los silencios cómplices de Pio XII ante la barbarie nazi.
Hay que exportar la ideología dentro de nuevos contenedores, y para ello el
cine y Hollywood son la nueva herramienta ideal.

Las asociaciones que se graban en
el subconsciente de los niños son brutalmente significativas: La niña buena, si
es suficientemente buena, llegará a princesita y, ¡El Colmo! Se casará con El
Principe para ser una buena esposa consorte. Ambos son blancos y rubios,
claros, o en casos excepcionales hermosos indígenas de estética aria. Los malos
son feos. Cuanto más malos, más feos. Los negritos son tontitos (como actualización no hay más que ver algunos de los protagonistas / coprotagonistas de algunas o casi todas las películas de "polis") y los dragones
y las fauces del lobo… ROJOS.
Disney es un ferviente
anticomunista que declara contra sus propios compañeros en el Comité de
Actividades Antiamericanas. El FBI, aparentemente, controla sus producciones, y
aún se discute hasta que punto es un sincero conservador que hace ver su
subconsciente en sus productos o bien utiliza el respaldo de tales fuerzas para
elevarse comercialmente. El hecho es que la asociación ideología
neocolonialista-conservadora+<->Films de Disney no solamente está repetidamente
analizada y documentada, sino que salta a la vista de cualquier espectador
avisado, obviamente, de modo más nítido en las producciones del periodo de auge
de expansión<->guerra fría. ->->
Para desarrollar un niño libre
hay que librarle, en principio, de programaciones previas. Siendo inevitable
que se imbuya de los valores de su ambiente cercano, de los mensajes principalmente
no verbales que se le transmiten desde el primer momento, hay que evitar en lo
posible aquellas “marcas” que van a condicionar su respuesta subconsciente en
el futuro (con una analogía informática, aquellos “virus” que se introducen en
su sistema lógico). El primero de ellos es el pecado, para lo cual hay que
evitar su contacto con cualquier sistema religioso basado en la represión y en
el concepto de culpa. Y en las épocas mencionadas, el segundo de ellos es el
mensaje de sumisión, en ocasiones subrepticiamente tiránicos, que se transmite a
través de cuentos, películas, televisiones y otras herramientas utilizadas por
unos poderes muy preocupados en formar súbditos antes que personas. No está de
más plantearse, por ejemplo, la relación escalada en el tiempo de los valores
transmitidos por los medios de comunicación de masas y las realidades
políticas: La saga de los “Rambos” y el retorno de los republicanos, por
ejemplo. ¿Qué veían cuando eran niños los que después votaron a Bush? ¿Qué
influencia tiene La Guerra de las Galaxias en el retorno de la democracia, de
los valores Obama? ¿Qué influencia tuvo la serie “Friends” en la aceptación del
papel mileurista de tantos jóvenes? ¿Qué influencia tienen las teleseries de
hoy en los gobiernos del mañana?
Probablemente, mucha más de lo
que parece. La sociedad futura de nuestros hijos se forma con la mentalidad y
los valores que hoy les vamos pasando. Los niños que se pasan horas delante de
abyectos programas de TV, o los adolescentes que van a los multicines a ver
películas absolutamente exentas de racionalidad, propagadoras muy cuidadas de
escalas de valores instrumentales para el poder, tendrán que elegir (o aguantar
más o menos sumisamente) a sus dirigentes del mañana. Tiene tela la cosa… (¿o "Tele"?
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