Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


viernes, 29 de junio de 2007

Berlín - Museo de Pérgamo, Reichtag, Tiergarten, etc.

Hoy toca ver el Museo de Pérgamo, cosa obligada cuando uno viene a Berlín. Así que nos vamos “dando un paseito” para calentar músculos, Kart Liebknecht Str para abajo.

Desde La Capilla Sixtina no veía tamaño mercadeo en el interior de un museo: Montones de grupos, tanto de viajes organizados como de colegios deambulan entre las piezas expuestas con aparente indiferencia hacia su significado, pendientes los primeros de hacerse las fotos obligadas y las otras, y pendientes los adolescentes de los colegios de hacer las más variadas tonterías, ellos y ellas, mientras los resignados profesores intentan sembrar algo de cultura en aquellas mentes saturadas de hormonas. ¿Por qué la mayor parte de adolescentes, principalmente ellas, tienen que llevar esa cara de asco? Al autismo cultural inherente a las poses de la edad se le une ahora la venda mental de los mp3, los móviles y demás recursos para escapar de la realidad que la sociedad les brinda ya desde pequeños (Y los padres, reconozcámoslo, les facilitamos de algún modo).

Entre ellos deambulan(¿mos?) impotentes quienes pretendemos enterarnos de algo. Felizmente, el pase mágico que compramos en Información nos proporciona gratis la audioguía en castellano (Está todo rotulado solamente en alemán, principalmente, y uno no lo domina hasta ese nivel) (En realidad, hasta ningún nivel). Según va transcurriendo la visita al museo, vamos acabando hartos del rollo patatero que nos suelta la guía, en un esfuerzo para alargar las explicaciones de manera tediosa y redundante. Parece más un serial sudamericano que una explicación de lo que estás viendo…. Pero al menos, hay que reconocerlo, alguna información extraes si aguantas el discurso.

Y el calor. ¡Qué calor! Hay que tener en cuenta que en Berlín (como en otras muchas ciudades del norte de Europa) no existe, o no se pone, el aire acondicionado. Al parecer, reciben los pocos días de calor que tienen con un cierto alborozo, y se sufre cantidad en los museos, por ejemplo.

Total, que muy interesante pero al cabo de la mañana acabas hasta el moño de culturas helénicas, mesopotámicas y demás. Cuando llega la megaexposición de estatuas romanas ya me siento incapaz de seguir en pie. Realmente, me importa un pimiento la diferencia entre una y otra estatua, pues en realidad, siendo detallista, te pasarías años para ver esos museos. Y tras Mérida, Roma y otras visitas, uno ya ha visto mucho romano de piedra.

Salimos agotados, cansados y empapados en sudor. ¡Y muertos de hambre! Todos los locales de alrededor en los que se pueden comer están llenos, así que paseito hasta que encontramos una pizzería en la que te puedes sentar. La cerveza, como casi siempre, es recibida con pasión y reverencia, en dosis mínimas iniciales de medio litro. Fresquita, llena y “coloca” muchísimo menos que la española, y en los bares es más barata que el agua. ¡Todo sea por la economía!

Terminado el agradable rato de mezclar cerveza, comida y cómodo asiento en la calle viendo pasar a la gente variopinta, decidimos aprovechar que es relativamente pronto para irnos a ver la cúpula del Reichtag, también de obligado cumplimiento para unos buenos guiris. Andando, claro ¡No íbamos a coger el autobús con lo cansados que estábamos, teniendo el billete ya comprado y haciendo un calor de muerte! Unter der Linden abajo….

Admirablemente, no hay mucha cola para subir a la cúpula, y además es gratis. en un plazo razonable estamos arriba. Mucha gente, y más calor aún, puesto que la cúpula hace de invernadero.

Está curiosa, la cúpula esta. Y el arquitecto (Norman foster, como sabréis) debe tener comisiones en alguna cristalería. Se puede subir por una rampa, y las vistas de Berlín valen la pena.

Casi es más interesante la cúpula por dentro que por fuera, con su sistema de espejos que reflejan la luz del sol hasta los parlamentarios, que se pueden ver abajo cuando se reúnen en sesión. Con un sistema también de visera-seguidora del Sol para que no se deslumbren. Muy bien pensado todo, oiga.


Como el calor y la gente ya se incrementan demasiado, abandonamos la cúpula y por los jardines del Tiergarten nos vamos al monumento a los soldados rusos caídos en la batalla de Berlín (concretamente aquí en la toma del Reichtag) que está cerca, en el Tiergarten.

Una foto con un T34 auténtico es algo muy preciado para un pirado de la historia militar, impresionante en el caso de Berlín, claro.

Me doy cuenta de que he perdido la guía de Alemania que llevaba. En el Museo de Pérgamo, seguro. Pero ya es tarde para volver, estará cerrado. Y esto es Alemania, o sea, que la guía estará allí mañana.

Por si acaso, y para documentar la tarde, volvemos a la Puerta de Brandenburgo y compramos otra guía, esta específica de Berlín. Concretamente, la “Berlin y Postdam”, de Schoning-Verlag. Como interesante aporta principalmente la información sobre los medios de transporte, y los itinerarios. El lenguaje es demasiado familiar, más que una guía parece una revista para marujos/as. ¡Y la traducción al castellano es bochornosa! Al leerla, uno pasa del total cachondeo a la indignación más total. ¿No habrá nadie en Alemania que sepa castellano bien? Porque esto lo han traducido con ordenador, y tiene auténticas flores, impropias de una editorial seria. No os la compréis, a menos que queráis sufrir o guardar este ejemplo de traducción nefasta.

Seguimos paseando por Eberstrasse hasta el memorial del Holocausto, ese del mogollón de bloques de granito. Curiosos estos arquitectos.

De ahí a la Postdammer Platz no hay más que otro paseo (tamaño berlinés, claro). No me gustó nada. Demasiada torre acristalada, demasiado impersonal. Una especie de Avenida de Francia a lo bestia, sin ninguna diferencia con otras ciudades.
Seguimos la ruta del antiguo muro (andando, claro) hasta llegar al Checkpoint Charlie. Otra paletada, donde todo el mundo va a hacerse fotos. No deja de tener su punto de curiosidad. A mi me hizo gracia eso de poder abandonar el sector americano, cosa que cada vez vamos teniendo más difícil los occidentales. Claro, que si era para entrar en el soviético, pues había que pensárselo….

Rebeladas ya inteligentemente ante tan largos paseos tanto mi amadísima y venerada Alicia como mis articulaciones, cogemos en Leipziger Str el autobús hasta Alexander Platz, donde astutamente bajamos frente a la Marienkirche para cenar adecuadamente a la alemana en un acogedor Biergarten. Mañana más.



Tenéis más entradas sobre este tema en el submapa (submenú) dedicado:

EBDA - Viajes - Berlín

Y, desde luego, el  Mapa general del blogdonde podéis entrar el resto de entradas y submapas que voy añadiendo. Tenéis también a vuestra disposición el grupo de Fecebook Mirar Lejos, cuya temática es paisajes, viajes, etc.

Muchas gracias por vuestra atención y espero veros en otra entrada de este blog. 

miércoles, 27 de junio de 2007

Berlín - Reconocimiento inicial

Salimos ayer para Berlín, con Air-Berlín, claro. (Mantenimiento y organización alemanes, escala en Palma de Mallorca). Vuelo sin problemas, con los despistes propios de cualquier aeropuerto español en Palma: Cambios de puertas, retrasos, etc.
Llegamos a Berlín-Tegel a las 22:30. Taxi al hotel. Mucha distancia, 20 €. Hay autobús también, pero como llegamos de paletos y con las maletas, y ya es tarde para los alemanes, un lujo es un lujo, y barato. El hotel es el Ibis Mitte, en Prenzlauer Alee, cerca de Alexander Platz, nudo de comunicaciones. Sitio estupendo. Nos encantan los Ibis por su relación calidad-precio. Este es un hotel tranquilo en un sitio adecuado, a un precio adecuado también. Habitación en el 7º piso, vistas estupendas.

Nos habían recomendado el Park-Inn, pero no tenían plaza para el rango de días que queríamos. Además, luego nos pareció demasiado grande, demasiado concurrido (Muchos autobuses llenos de españoles y turistas en general). Nosotros somos ibiseros desde hace mucho tiempo y así cumplíamos el objetivo inicial del viaje: convivir al máximo posible con la vida normal de los alemanes, ya que el Ibis es más de negocios y profesionales. Mucho currante y menos turistas.

Desde el hotel nos recomiendan zenar en Kollwitz Platz. Zona de chiringuitos y gente jóven. LLena, pero sin ruidos (Al loro: Esto es un país civilizado, la gente se divierte pero procura no molestar). Lamentablemente, dadas las horas, dan solamente copas, así que bocata queso y cerveza alemana en el hotel y mañana será otro día.

El otro día que es mañana:

Hoy toca pateo por Berlín, reconocimiento inicial. Cual buenos guiris recorremos Unter der Linden y compramos en Información las tarjetas de transporte para toda una semana. Esto es realmente recomendable, dado que las dimensiones de Berlín son absolutamente inabarcables andando y que el transporte público es muy bueno.

También compramos las tarjetas de entrada a los museos por tres días. Craso error. No sale nada rentable. En primer lugar, no todos los museos están incluidos, y en segundo lugar, en tres días no tienes tiempo de ver todos los museos incluídos, obviamente. Además, al tercero estás agotado, y te da muy igual lo que estás viendo. Así que no recomiendo para nada esto. Vale la pena elegir el museo, pagar y verlo con calma, y luego dejarte tiempo para descansar hasta el próximo, para no coger una “Mueseitis”.

Comemos en Nicokai Viertel, barrio antiguo reconstruido junto al Spree: “Brauhaus Georgbraeu”. Muy bien, oiga. Típical guiri berlines, con mucha cerveza, Rindergoulasch y Schnitzel. Más barato que en España, seguro (35,40 € en terraza, dos personas). Hay muchos aborígenes también, lo cual demuestra que no hemos elegido mal el sitio. Recomendamos el barrio por su ambiente, especialmente por la noche. Muy turístico.

Terminada la comida, ante nuestro nivel de agotamiento y calor, nos subimos al barquito que da paseos por el Spree: 9 €/persona. Timo gordo: Te anuncian una hora, que en realidad es media porque la otra media es para volver. Pero no está mal la vista, y al menos descansas. Desde el barco se ve a la gente en las “playas” del Spree tomando el Sol…. No nos extraña que cuando lleguen a Denia o a Jávea se queden flipados, porque si eso son playas…

Luego, ante la continuación del calor y del cansancio, cogimos el autobús 100, que hace un recorrido más o menos turístico. Ahí vas apreciando lo inmensa que es esta ciudad. Recomendable. Bajamos en Zoologischer Garten y vemos la Kaiser Wilhem Gedächtniskirche, corazón del antiguo Berlín occidental. Interesante la nueva capilla octogonal. Pateamos la Kurfürstendamm, mezcla de C/ Colón y Diagonal a lo bestia: Boutiques de lujo, mucha gente, muy grande todo. Nada diferente de otras ciudades. Capitalismo puro.

Estamos ya agotados. volvemos al hotel con el autobús 100 de nuevo. Bajamos en Alexander Platz y cenamos en el Biergarten del hotel Park Inn. Muy bien, oiga, tipico berlines: Gente muy amable, mucha cerveza muy, muy buena, brackwurst y todo eso. 12 €, palabra.

El día ha sido agotador, pero tenemos una idea de Berlin y de que nuestra costumbre de patear las ciudades rayando el mapa aquí es inalcanzable, así que nos plantearemos las cosas con calma.

1ª conclusión: Berlín es una ciudad muy acogedora, los berlineses son muy amables y los precios son menores que en Denia, desde luego. No pinta mal la cosa…

Tenéis más entradas sobre este tema en el submapa (submenú) dedicado:

EBDA - Viajes - Berlín

Y, desde luego, el  Mapa general del blogdonde podéis entrar el resto de entradas y submapas que voy añadiendo. Tenéis también a vuestra disposición el grupo de Fecebook Mirar Lejos, cuya temática es paisajes, viajes, etc.

Muchas gracias por vuestra atención y espero veros en otra entrada de este blog.