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jueves, 19 de noviembre de 2015

APARTARSE DEL CAMINO

Hay veces en las que en nuestro camino hay demasiada gente, demasiado ruido. O bien que estamos demasiado centrados en aquello que nos acompaña y, de repente, nos damos cuenta de que nos estamos perdiendo gentes y paisajes, y, sobre todo, que estamos perdiendo la conexión con nosotros mismos.

Entonces hay que salirse, apartarse del camino. Dejar que la gente siga sin nosotros. Cubrirán nuestro hueco, y en breve seremos para ellos un recuerdo, mejor o peor según lo que hayamos sabido sembrar. Si los tenemos que reencontrar, no hay que preocuparse. En la etapa adecuada, en el momento adecuado, volveremos a coincidir para otro trayecto juntos. Ellos serán otros, porque las personas, como el río de Heráclito, fluímos y cambiamos. Nosotros también. Vamos cambiando y vamos guiando nuestro cambio o dejando que el cambio nos arrastre, esa es la cuestión.

Hay que saber apartarse. Un momento, un día, meses, lo que podamos o lo que sintamos necesario. Hay que pararse a ver el río fluir, a ver a la gente cómo pasa por un puente atiborrado. A oír de lejos ese ruido, esas conversaciones que ya no nos inundan. Hay que ser maestros de nuestro tiempo, sentirlo, escucharnos. No nos sirve de nada ir muy de prisa si no sabemos a dónde vamos. Y si vamos donde todos, cuando todos, en el mogollón, probablemente sentiremos que el camino no nos ha aportado nada, porque no nos hemos enterado. Lo importante no es cuanto trozo del camino haces por fuera, sino cuanto haces por dentro, cuanto has limpiado ese conducto que comunica tu infinito mundo interior con tu consciencia. Hay veces que lo tenemos demasiado atascado, incluso cerrado, y cuando conseguimos abrirlo nos estremecemos de lo que hemos ignorado hasta entonces.

Hay veces en las que hay que apartarse y dejar que el camino fluya: Un parque, una playa, una montaña, una iglesia, un concierto, una poesía. Hay muchas veces que lo lento es bello, que el silencio es necesario, que lo pequeño es infinito.

Hay veces que nos reencontramos con nuestro auténtico camino, ese que tenemos dentro de nosotros y al que debemos consultar frecuentemente porque si nos apartamos mucho de él nos lo demandará en forma de infelicidad e insatisfacción. Hay veces en las que pararse es avanzar mucho, puesto que lo importante no es recorrer mucho ni muy rápido, sino hacerlo por el camino correcto.

Y luego nos podremos reintegrar al camino con los demás. Seremos otros, nos conoceremos mejor, nos sentiremos más satisfechos y más profundos, nos respetaremos más y tendremos la sensación de saber no ya a dónde vamos, sino por qué. Y nuestras relaciones serán diferentes, y si hemos de encontrar a otras personas o redescubrir a las que habíamos dejado será porque tendremos que aprender algo nuevo.

Hay veces en las que hay que apartarse del camino para no perderlo, hay veces en las que tenemos que pararnos para encontrarnos.

Hablando de caminos, nadie mejor que Machado y Serrat.

Que tengáis buen camino en cada uno de vuestros días. El camino sois vosotros.

miércoles, 23 de enero de 2013

Música recomendada: Camino de Santiago - Ensemble Órganum - Compostela ad vespras Sacti Jacobi

Conocéis mi fijación por Santiago de Compostela, como peregrino inacabado e inacabable en mi ilusión por volver a tomar El Camino, a pesar del destrozo que tanto interés turístico y crematístico ha hecho sobre tradición e historia, transformando la mejor ruta cultural de la historia europea en un parque temático para veraneo barato de horteras y lucro de desaprensivos. Dicho esto, imaginemos su Catedral (Por cierto, penoso que en la página de la Catedral de Santiago lo primero que aparece es la venta de tickets: El clero se destapa en su afán recaudatorio. Aquí también se retoma el espíritu medieval, en cuya lista de arzobispos podéis incluso encontrar padres e hijos, transmitiéndose tan lucrativo negocio). Es una pena, pero no olvidemos que El Camino lo han hecho los peregrinos, miles, que atravesaban Europa para llegar hasta Finisterre, altar pagano e iniciático. Lo del sepulcro de Santiago es otro de los bonitos cuentos con el que la Iglesia Católica nos ha tenido entretenidos durante siglos. Les ha salido bien, no me digáis. y es que en esto son maestros.

Sobre este tema hay mucha blibliografía. Ved, por ejemplo, Galicia Feudal, de Victoria Armesto, o la impagable Historia de Galicia - Curiosidades Historicas, de David mato López, a la que tanto me remito en este blog y que es difícil de encontrar realmente. También podéis documentaros sobre Prisciliano, por ejemplo este artículo de El Mundo (La verdad es que la foto de Aznar detrás del Santo le quitan mucho encanto a la cosa, no me digáis).

A lo que íbamos: Ensemble Organum nos hace disfrutar aquí con su extraordinaria Compostela Ad Vespras Sancti Jacobi. No os la perdáis. Tenéis toda la información en los enlaces.

Que disfrutéis. buenas noches.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Camino de Santiago: La Humildad del Peregrino

Hay noticias que nos hacen rápidamente aflorar recuerdos y situaciones. A todos os habrá pasado. En el caso de esta:: "Cañizares vuelve a dar la espalda", me despierta la necesidad de contaros una cosa, cada cual que juzgue según su posición al respecto.

Principios de Octubre de 2003, 4 ó 5, no recuerdo exactamente. Domingo frío y lluvioso en Santiago de Compostela.. La Catedral está a rebosar de peregrinos. son las diez de la mañana, y todos vamos puntuales al gran encuentro. Aunque uno no sea católico practicante, es peregrino acérrimo, y este último gran acto siempre emociona.

Peregrinos y mochilas nos amontonamos, esperando que empiece la misa. Estoy junto a la Puerta de la Azabachería. Los bancos cercanos al altar están copados por las peregrinaciones que vienen del extranjero, en autobuses. Son muchos: Polacos, italianos, alemanes... Los peregrinos "de a pie" (nunca mejor dicho) estamos donde podemos: Sentados en las escaleras, apoyados en las columnas, sentados sobre las mochilas (entonces aún se podían entrar). El ambiente es especial, como habréis comprobado si habéis tenido la suerte de hacer El Camino y vivir estos momentos.

Pero algo se estropea: Se abren bruscamente las puertas y entran unos agentes de seguridad privada apartando a los peregrinos de muy malas formas.  Se mosquea mucho la gente, y los seguratas se ponen muy, muy chulos. "Hay que hacer un pasillo para el Señor Arzobispo", pretenden justificar. "Despejen, despejen" (Eso me trae muy malos recuerdos, pues uno en los 70 estaba en una universidad muy engrisecida, y cambian los tiempos y las circunstancias (a veces no mucho) pero las formas convergen en determinados casos).

Vuelan las mochilas, empujan a la gente, amenazan. Somos peregrinos, no delincuentes. Me recuerda las películas sobre la Edad Media: La Guardia del Cardenal apartando a la chusma.


Dicho y hecho. Al final consiguen un pasillo tan ancho como cuando entraba Franco bajo el Palio. (Mi primera visita a Santiago fue en los 70, y coincidimos con tal visitante y señora, aunque no creo que llegaran a enterarse). Hasta que no está el pasillo hecho, no a parece el Arzobispo, con un séquito bastante nutrido. Vestido como un príncipe medieval (Lo fueron y se deben creer que siguen siéndolo) y cubierto de dorados, avanza con pinta poco afable, casi sin mirar a un pueblo teóricamente sumiso, pero que en estos momentos no está muy contento con él y con sus chicos. De hecho, hay quien le abuchea, y oigo comentarios por lo bajini nada positivos hacia la jerarquía católica.

Total, que llega el personaje todo pintiparado hasta el altar, sin haber tenido que rozarse, gracias al pasillo que tan "delicadamente" le han hecho sus guardaespaldas, con la plebe que ocupa la catedral. Y va y cuando le toca la homilía nos intenta aleccionar sobre "¡La humildad del peregrino!". ¡Toma ya! El alboroto fue general, oyendo a aquel personaje, envuelto en oropeles y después del numerito de la llegada, hablándonos de la humildad, a gente que llega a Santiago empapada, con los pies deshechos y una emoción y alegría tremenda, después de cómo ha aparecido. ¡Qué hipócrita! ¡Qué morro!

Felicita a los peregrinos que han pagado, a los que han venido en autobús. (El Botafumeiro se mueve si alguien lo paga, fuera de determinadas fechas, no os creáis) y, de pasada, a los demás. Y dichas todas estas cosas, se vuelve estirado, entre su séquito, por el pasillo que le han mantenido abierto sus guardias. Solamente cuando se va el Señor Arzobispo podemos acercarnos los parias a la puerta. Punto para la Iglesia Católica y sus consejeros de administración.

Como os he dicho, desde 1970 he intentado volver a Santiago todas las veces que he podido, unas haciendo parte del Camino, otras como peregrino motorizado, o en tren, o en avión.... Muchas veces me he ido adrede desde Valencia avanzado el otoño para poder estar sólo en la catedral, por la tarde de un día laborable, y para poder sentarme en las columnatas del Palacio de Rajoy por las noches, pasadas las 12, cuando se va la gente y apagan las luces, y ver la Fachada del Obradoiro a la luz de la luna, y vivir la energía que se desprende de ese lugar que han pisado tantas generaciones.

Dicho esto, el espíritu crítico no falta. Y no he visto más evidencia del negocio que tiene montado la iglesia católica con estas cosas que en el propio Vaticano En estos años, hemos visto como Santiago de Compostela se convertía en un parque temático, y el peregrinaje en una forma masiva de veraneo para muchos, y de negocio para otros. Aún así, cada calle del Santiago medieval, cada rincón, cada piedra, merece una visita tranquila, fuera de las épocas de afluencia masiva.

No os perdáis un extraordinario trabajo llamado "Curiosidades históricas - Historia de Galicia", de David Mato López. Comprenderéis Galicia mucho mejor, y muchas cosas más. ¡Gracias, Daniel, eres un pozo de sabiduría y transmites un gran amor por Galicia!