Imaginaos un mundo en el que las multinacionales alimentarias tienen un problema: El consumidor se va formando e informando. Quiere comer bien, quiere salud. Se va creyendo eso de que el alimento tiene que ser nuestra medicina.
Las leyes obligan a etiquetar los productos, y cada vez más personas leen las etiquetas: analizan el azúcar, las grasas... Por lo tanto, se van reduciendo las ventas de determinados productos, que para ser los más rentables pueden ser los que tienen más componentes digamos... "negativos"
Hay que seguir en la línea de la salud. No se puede ya vender contra corriente. Así que utilizamos los conocimientos de cómo reacciona el cerebro a los distintos estímulos, algo perfectamente estudiado dentro del marketing. Si conseguimos cambiar el proceso de lectura-información-decisión, más cerebral, por un proceso automático en el cual el cliente asocie "verde-bueno-me lo llevo" podremos evitar muchos de los problemas mencionados arriba. Pero, claro, habrá que controlar quien y como pone los colores, y a qué.
Pensemos en los miles de millones que puede mover, en favor o en contra de un producto, la asignación de un color u otro. ¿Va a haber presiones sobre las organizaciones encargadas de etiquetar? ¿No se presionan los tribunales? ¿Son enteramente independientes y puras estas organizaciones?
Nos dirán que son los algoritmos, nos sacarán informes justificativos. Corregirán si hace falta algún producto para meternos el gol por otra banda. Pero el hecho es que habrán sustituido el proceso de información crítica por un automatismo que llegará a ser inconsciente. Y si las empresas pagan por estar en un estante más o menos a la vista... ¿No pagarían por tener mejor etiqueta? ¿Va a ser la "justicia etiquetadora" igual para las pequeñas empresas que para las grandes multinacionales? La risa me empaña las gafas.
En resumen: Un paso más para la robotización de nuestras conductas, para anular nuestro espíritu crítico auxiliándose de las técnicas más refinadas de condicionamiento de la decisión. Posiblemente nos enfrentemos a insistentes campañas y anuncios dándonos la vara con las dichosas etiquetas. Un paso más hacia el control total del consumidor
Habrá que rebelarse y seguir pensando por nuestra cuenta.
Más información:
"Así, la fibra, los micronutrientes y otras sustancias antioxidantes se evalúan bajo el prisma de las evidencias científicas actuales para disponer un valor del etiquetado u otro. ¿Y quién se encargará de hacer dicha evaluación? Aquí es donde se encuentra el origen de un debate un poco turbio: las empresas."¿Qué es Nutriscore?
“No me parece mal que haya colaboraciones con la industria, y se financien a través de ella, pero si van a hacer un posicionamiento de este calado lo mínimo que se espera es que declaren el conflicto de interés, directo e indirecto. Algunos de estos colegios obtienen financiación de la industria en sus jornadas, y estos conflictos deben ser declarados, y tres de los presidentes de estos colegios están en una Junta Directiva de una sociedad financiada por un supermercado español al que le interesa este etiquetado. Esa es la realidad y es una vergüenza”.El nuevo etiquetado europeo desata una guerra a tumba abierta entre los nutricionistas españoles
Y este suculento artículo de La Vanguardia.
¿La Coca-Cola Zero es más sana que el aceite de oliva? Errores del nuevo NutriScore
etc.
Las leyes obligan a etiquetar los productos, y cada vez más personas leen las etiquetas: analizan el azúcar, las grasas... Por lo tanto, se van reduciendo las ventas de determinados productos, que para ser los más rentables pueden ser los que tienen más componentes digamos... "negativos"
Hay que seguir en la línea de la salud. No se puede ya vender contra corriente. Así que utilizamos los conocimientos de cómo reacciona el cerebro a los distintos estímulos, algo perfectamente estudiado dentro del marketing. Si conseguimos cambiar el proceso de lectura-información-decisión, más cerebral, por un proceso automático en el cual el cliente asocie "verde-bueno-me lo llevo" podremos evitar muchos de los problemas mencionados arriba. Pero, claro, habrá que controlar quien y como pone los colores, y a qué.
Imagen de Sin Azucar.org |
Nos dirán que son los algoritmos, nos sacarán informes justificativos. Corregirán si hace falta algún producto para meternos el gol por otra banda. Pero el hecho es que habrán sustituido el proceso de información crítica por un automatismo que llegará a ser inconsciente. Y si las empresas pagan por estar en un estante más o menos a la vista... ¿No pagarían por tener mejor etiqueta? ¿Va a ser la "justicia etiquetadora" igual para las pequeñas empresas que para las grandes multinacionales? La risa me empaña las gafas.
En resumen: Un paso más para la robotización de nuestras conductas, para anular nuestro espíritu crítico auxiliándose de las técnicas más refinadas de condicionamiento de la decisión. Posiblemente nos enfrentemos a insistentes campañas y anuncios dándonos la vara con las dichosas etiquetas. Un paso más hacia el control total del consumidor
Habrá que rebelarse y seguir pensando por nuestra cuenta.
Más información:
"Así, la fibra, los micronutrientes y otras sustancias antioxidantes se evalúan bajo el prisma de las evidencias científicas actuales para disponer un valor del etiquetado u otro. ¿Y quién se encargará de hacer dicha evaluación? Aquí es donde se encuentra el origen de un debate un poco turbio: las empresas."¿Qué es Nutriscore?
“No me parece mal que haya colaboraciones con la industria, y se financien a través de ella, pero si van a hacer un posicionamiento de este calado lo mínimo que se espera es que declaren el conflicto de interés, directo e indirecto. Algunos de estos colegios obtienen financiación de la industria en sus jornadas, y estos conflictos deben ser declarados, y tres de los presidentes de estos colegios están en una Junta Directiva de una sociedad financiada por un supermercado español al que le interesa este etiquetado. Esa es la realidad y es una vergüenza”.El nuevo etiquetado europeo desata una guerra a tumba abierta entre los nutricionistas españoles
Y este suculento artículo de La Vanguardia.
¿La Coca-Cola Zero es más sana que el aceite de oliva? Errores del nuevo NutriScore
etc.