Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


lunes, 2 de julio de 2007

Berlín - Museo egipcio y pateo por la antigua zona socialista (parte, claro)

Hoy toca el “Museo Egipcio”, hay que ver a Nefertiti. Amenaza lluvia, día encapotado. Vamos, claro, paseando. Pasamos por la catedral (DOM) a ver si podemos verla, pero la pillamos cerrada por un bodorrio. Los alemanes hacen todo muy bien, incluso ser horteras. ¡Que boda!: La novia de rosa, el novio ¡De rosa y blanco, con una gigantesca flor rosa en la solapa! Como en todas partes, fotos por el jardín que hay a las puertas de la Catedral, entre grupos de turistas y colegios haciendo el ídem. Huimos de tanto pastel. La globalización incluye la horterada, se vé.

Entramos en la ”Alte Nacional Galerie” y empezamos a ver piezas estupendas, entre las que se encuentra al final , cual “Mona Lisa” estrella, el busto de Nefertiti. Casi tan distraido como la exposición son los grupos de turistas, muchos de ellos sudamericanos, y las explicaciones de los guías. Alguna hay que se esfuerza en ser históricamente precisa. Otros (uno especialmente con cuyo grupo voy coincidiendo por las salas) es un modelo de historia inexacta para contar a gente que le importa un rábano. El personal está por las fotos, y con Nefertiti pasa como con la Mona Lisa en el Louvre, que todo el mundo va corriendo por las salas para hacerse la foto de rigor. Mucho calor también y destructivo para mi rodilla tanto plantón, así que tengo que ir sentándome. Ya sé el truco: Me siento al principio de cada sala, oigo el rollo patatero de la audio-guía (algo aporta, hay que reconocerlo) y luego analizo las piezas. Porque si tengo que estar de pie durante el discurso, fenezco.

Termino la exposición egipcia ya sin distinguir las estatuillas del periodo medio con las del Alto, e incluso pierdo algún detalle de la vida privada de alguna reina. Abajo queda la exposición griega. Cuando entro y veo los miles de ánforas que hay para encontrar las diferencias entre sus pinturas, decido abreviar la exposición y salir a sentarme al fresco mientras Alicia, mucho más seria en estas cosas y con la rodilla en mejor estado (y todo lo demás también), disfruta de tanta cultura. Sigue la boda (u otra) evolucionando en los jardines frente a la Catedral, y pienso que debe costar un pastón casarse aquí, aunque a lo mejor pasa como con las cenas, que es más barato que en Valencia….

Es hora de comer. Hay un mercadito en la plaza y conseguimos sentarnos en la terraza del Beleg, de lo más típico, bajo una gran sombrilla. Estoy convencido de que va a caer un chaparrón, pero aguanta educadamente hasta que acabamos de comer. Curioso: Cuando llueve en las terrazas, aquellos que están al descubierto abren los paraguas y siguen comiendo tan tranquilos. ¡Lo que hace la costumbre! Más comida típica berlinesa (Würste Salat, Schnitzel, etc. ¡Y mucha Berliner Pils, cerveza guay para los amigos). 26,30 €, en la terraza, bien comidos y bien servidos. Está bien, eh?
Decidimos pasear. Alicia quiere ver la Anhalter Banhof por cuestiones arquitectónicas (vicios profesionales), así que vamos paseando por la Gendarmen Markt, para verla de día. Entramos en la “Catedral alemana”. Una exposición más. Seguimos por la Kochstrasse hasta la Banhoff, de la que queda parte de la fachada. Colegios allí también. Llueve, y cogemos para volver el autobús (si, si, palabra) hasta Alexanderplatz, donde nos sentamos un rato a ver la evolución de la gente. Muy interesante el personal que está por aquí, hoy Sábado. De nuevo, andando hasta la Kart Marx Allée.

Hay que verla. Es una avenida inmensa por la que la Alemania Democrática (O sea, Alemania Oriental) hacía los desfiles militares. Arquitectura socialista, simétrica y grandilocuente. La pateamos hasta Strausberg Platz (Unos 625 kms) y decidimos volver por Lichtenberger Str para pasear por la otra orilla del Spree (Otros 1300 kms, aprox). Típicos barrios socialistas, interesante de ver. Gran pateo, es muy grande esto. Acabamos en la Markischer Platz, sentados en un banco frente al Spree cuya orilla recorremos. hasta Nikolai Viertel otra vez. Cenamos en la pizzería Solino, en el interior, pues hace realmente frío y llueve, y no apetecen las terrazas. Una sopita de cebolla y una ensalada (¡palabra!) consuelan mi estómago de sabores alemanes. Y cerveza, claro, no vamos a traicionar tanto a los anfitriones. Obviamente, seguiremos “paseando” hasta el hotel.

Tenéis más entradas sobre este tema en el submapa (submenú) dedicado:

EBDA - Viajes - Berlín

Y, desde luego, el  Mapa general del blogdonde podéis entrar el resto de entradas y submapas que voy añadiendo. Tenéis también a vuestra disposición el grupo de Fecebook Mirar Lejos, cuya temática es paisajes, viajes, etc.

Muchas gracias por vuestra atención y espero veros en otra entrada de este blog. 

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