Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


martes, 10 de noviembre de 2015

Música de fondo

Me encanta la música, ya lo habréis notado. Creo que es uno de los maravillosos instrumentos que tenemos las personas para hacernos mejores, e incluso para condicionar nuestro entorno.

Es bien conocido el efecto de la música sobre la psicología de las personas, tanto individualmente como en masa. Desde facilitarnos la meditación hasta amenizar una fiesta o exacerbar sentimientos, algunas veces con pésimos resultados. Se le atribuye a Churchill aquello de "Congrega una multitud de pacifistas, haz sonar un tambor y los llevarás a la guerra". Ejemplos hay en la historia bien numerosos de estos efectos, desde las marchas nazis hasta los himnos de los clubes de fútbol. Cantos tribales para conducir la agresividad. Quien controla esto, controla la conciencia colectiva.

Ancho es el campo este, realmente. Pero hoy quiero hablaros de otra cosa, que es la misma, pero en otra dirección. Me explico:

El sonido es vibración. Todo es vibración, nosotros somos vibraciones. Es simplificar mucho la Física Cuántica, pero la Física es muy sufrida, me perdonará (cuando pienso en ella me emociono, es como una novia a la que no puedes querer bastante) (cada día me gusta más Sheldon, de The Big Bang Theorie, qué queréis que os diga. Muchos me entenderéis)

Volviendo al tema, esta cualidad de la música, del sonido en general, afecta a todo el entorno. Cuando entras en determinados lugares, la música que se está interpretando, o incluso que se ha interpretado, nos hace predisponernos de una manera o de otra. El efecto de los distintos tipos de música sobre nosotros es impresionante, y cada uno tiene su momento: Cuando estamos mustios, procede música marchosa. Cuando queremos meditar, música recogida. Cuando queremos atacar, música cañera, etc. Inconscientemente, esto lo vivimos o incluso lo utilizamos. Muchos hemos bailado "cariñosamente" con  determinadas canciones, y no se nos hubiera ocurrido poner una marcha militar en los guateques, aunque alguno vi en mis tiempos en los que no hubiera desentonado.

Como físico taoísta (principiante en todo, aclaremos, y no soy el único: otros genios también llegan al mismo punto por distintos caminos ;-) ) y creyéndome eso del Feng Shui, en el que la armonía de nuestro entorno penetra en nosotros y a la vez es nuestro reflejo, os invito a hacer una prueba: Escoged una habitación, preferentemente bien ventilada, soleada, abierta al sur, etc. En cualquier caso, escoged una música pacífica, espiritual, que puede ser desde himnos tibetanos a música oriental (atentos a esta, a la música islamica. La música sufí tiene piezas extraordinarias). La música medieval, etc. (Tengo entre mis tesoros unos cantos templarios del siglo XIII realmente impresionantes, y una serie de programas grabados en los primeros 90 de ciclos inolvidables de aquella Radio Clásica que después se malogró, con cantos siriacos del siglo V y otras maravillas inencontrables ahora. Claro, y al Jordi Savall, por supuesto. Algunas de sus obras nos sirven para esto, que amplio espectro sí que hay).

Ya me he enrollado. Pues ponéis esta música y dejáis la habitación a solas con ella. Cuando al cabo del rato volváis, sus vibraciones se habrán hecho con todo, y incluso se pueden extender por toda la casa. Condicionareis así vuestro ambiente y sentiréis el efecto, y las personas que entren en él también.

Alguna vez he puesto himnos militares (me gustan, sí, qué pasa?) y casi han salido desfilando la fuente del Buda y las fotos de mis nietas a paso legionario. Estoy convencido de que no solamente afecta a los seres vivos (a todos, plantas incluidas, literatura hay), sino a las cosas. Cuando entramos en una catedral, en sus piedras hay siglos de cantos religiosos grabados. Cuando entramos en un garito roquero, en sus paredes están estrelladas las notas, entre otras cosas. No imagino unos cantos gregorianos en un estadio, o un concierto de Rock en una iglesia románica. Todo tiene su momento y su sitio.

Mi casa da, afortunadamente por la parte posterior, a un patio de vecindad. Un enorme tubo de 15 pisos en el que oye suspirar y otras cosas a los vecinos. Estoy en el piso 12. Una tarde estaba rodeado por el griterío nacional: Los hotentotes de los pisos de estudiantes (y hotentotas, que hay paridad) luciendo su barbarie y probable sordera (habrá que ver el efecto con el tiempo de los tipos de diversión que tienen estos seres en sus oídos y en sus neuronas). Enfrente un piso ocupado por sudamericanos con la salsa a toda leche (me encanta la salsa, pero no inyectada a fuerza de decibelios), un poco mas abajo una bronca familiar de categoría, que hay familias que se tratan con profundo odio, o al menos lo parece seis pisos más arriba, etc....

Aprovechando que estaba sólo en casa, y la prudencia y excelente educación de mi amadísima no podían disuadirme, puse a bastante volumen a mi admirada Montserrat Caballé con su Norma interpretada en el festival de Orange de 1974 (pa derretirse) (os actualizo mi entrada en el blog).

El silencio fue inmediato, las fieras se amansaron. La maestria de la Caballé dominó el patio y a los salvajes que lo infectaban. ¿Puede ser que esta gente no conozca esto? Puede ser que en algún momento lo haya conocido, pero habrá pensado que es un "rollo" o "música de iglesia", como me definió an elgún momento alguna monina ingeniera de nuestro Politécnico, sin que esto quiera decir que la barbarie sea patrimonio ni atributo único de un único punto docente, ya me entendéis..

¿Qué estamos haciendo con la educación, tanta ley Wert y tanta mierda? La educacion y la delicadeza no son protagonistas en nuestras teles, no cotizan en bolsa, no interesan a los poderes dominantes. Esto será uno buen tema para otra entrada.

Como al final se nos ve el plumero, os dejo con esta idea: Utilicemos la música, combatamos el ruido como grave contaminación, defendamos el derecho al silencio, seamos más humanos y escuchemos lo que la Física y la naturaleza nos quieren transmitir: Que la armonía en los sistemas es fundamental para disminuir la entropía, que es como los físicos y otroa gente similar llamamos a la tendencia al caos. Vamos, como un gobierno del PP termodinámicamente definido ;-)

Quedémonos qon esta wikipédica definición
"Armonía es el equilibrio de las proporciones entre las distintas partes de un todo y su resultado siempre connota belleza."

Pues eso, que Harmonía os acompañe.

1 comentario:

DM dijo...

El aire se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, cuando suena
la música extremada,
por vuestra sabia mano gobernada.
....
...