Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


lunes, 21 de agosto de 2017

Nos venden emociones

Que no información. Si os dais cuenta, cada vez mas los medios de comunicación (deberían llamarse los medios de manipulación) nos están transmitiendo emociones en vez de información.

La programación de la mayoría de las cadenas ya viene siendo hedionda, limitándose, salvo honrosos lapsus de sus gestores, a la emisión de programas en los que la gente llora, ríe, se enfada o discute. Todo menos dialogar. Incluso supuestas tertulias en las que el morbo está en ver cómo se pinchan tertulianos de tendencias muy dispares. Ya no cuenta lo que nos dicen. Se acentúa el cómo.


Roza ya el ridículo el caso de robots parlantes como algún presentador de telediario de los fines de semana, que fuerza artificialmente la entonación de sus "noticias" (es la hoja parroquial del PP) para pretender darles "vidilla" y emocionarnos con la cosa más anodina.

Incluso los telediarios de otras cadenas de referencia anterior han dejado de ser visibles. En realidad, dejaron hace mucho, quedando muy pocas cadenas en las que fuera posible seguir uno sin admirarse de la manipulación. Pero últimamente ya ni eso: Se busca el morbo: La madre que llora, el niño muerto, los vecinos que opinan... Todo eso repetido una y mil veces.

El paradigma han sido los sucesos de Barcelona. Cualquier cosa parecen nuestras televisiones menos un medio serio y fiable. Se busca el drama, el sensacionalismo, la foto, el llanto ante la cámara. Los comentarios y las preguntas son propios de "la vieja del visillo". En fin, un tinglado que voluntariamente o no busca atraer a la audiencia mediante pulsiones de lo más primario.

Se exacerban los prejuicios de las clases poco ilustradas, que cada vez son más. Aquellos que ven a los inmigrantes como rivales a la hora de obtener un trabajo, una subvención, una ayuda. Los medios buitres lanzan bulos o manipulan realidades para atizar la xenofobia. Las redes rebosan de mensajes cargados de odio, en busca del "progromo" redentor. Como si expulsando a los emigrantes se resolvieran sus problemas. Hay quien ya no tiene bastante con añorar a Franco, sino que apelan a D. Pelayo o al mismo Cid Campeador (lo cual revela un pobre conocimiento de la historia real, porque es gente que se mueve sobre burbujas de información inconexa y manipulada). Por cierto: Franco basó en parte su victoria militar en la participación de tropas "africanas" que degollaron a más de un españolito. Eso no lo dicen las emisoras ni los periódicos (o lo que sea) "nacionales".

Cualquier manual de comunicación, cualquier cursillo primario de ventas nos enseña que es más fácil introducir un mensaje cuando el oyente/espectador objetivo está emocionado. Bajan las defensas de su "super-ego" y entra subrepticiamente aquello que le queremos "vender". ¿Qué nos quieren vender?

Si tratas a una masa como niños, se comportarán como niños. Si tratas a un pueblo como adolescente, no va a tener reacciones maduras. Pero quizás no interese. Quizás infantilizando a los ciudadanos se obtenga el resultado esperado: "Somos vulnerables, los malos son muy malos. No estamos seguros ni en nuestras calles. Pero afortunadamente tenemos unos reyes muy guapos y un gobierno muy listo que van a misa incluso con los catalanes..."

La gente vitorea al rey, la gente pone flores, la gente firma, la gente aplaude la actuación de las diferentes policías (¿Nadie se pregunta por qué hay tantas?) la gente acepta la versión oficial. Nadie discute la verdad oficial. No es momento de dudar, todo el mundo está muy conmocionado, emocionado, acongojado.

Vamos a recibir cada vez más impulsos emocionales que información racional. Se nos restriegan los atentados miles de veces, de forma reiterativa, continua, con testigos, con familiares. Y luego nos dicen que no hay que hacer eso, porque es lo que quieren los terroristas.

Y las redes sociales actúan como cualquier cañada real por la que circulamos los ganados: Ayer "Je suis Charlie", hoy "Todos somos Barcelona". Mañana, quien sabe. Porque mañana habrá otro, nadie sabe donde, pero será en un sitio que impresione mucho, que tenga mucha audiencia, que mate muchos inocentes, que es lo que impresiona. Y nadie se plantea a quien realmente beneficia todo eso, cómo va a condicionar nuestro futuro, quien realmente manejaba a esos tronados que se hicieron matar con un cinturón explosivo simulado (Curioso, ¿no?). Como a muchos otros fanáticos que hacen burradas en nombre de cualquier ideal deformado, nos dirán que son "lobos solitarios" o "células aisladas", y aceptaremos la versión y esperaremos viendo la tele otra nueva carnicería, que harán dónde y cuando convenga para reconducir el ganado al redil que toca.

Se acabaron las guerras de grandes bombardeos (de momento), porque nadie arrasa las tierras donde tiene las fábricas ni mata a los posibles clientes. Pero hay que seguir dando vueltas de tuerca, y hay que mantener a la población calladita, acojonada, distraída. Así se silencian muchas reivindicaciones y se puede incrementar la tutela sobre una población que agradecerá "el incremento de la seguridad".

Y veremos a todos los mandantes unidos ante la "verdad oficial". Porque es lo que procede, aunque a más de uno se le retuerza el estómago por tener que ponerse al lado de quien se pone. Y porque, probablemente, ellos son también parte de las ovejas que han de asentir, sentir y participar en el papel que les toca, y el concierto se dirige desde un podio muy lejano.

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