Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


jueves, 3 de marzo de 2011

Diario de un valenbisicletero

Salgo feliz de casa: Es mi tarde de paseo. Cerca tengo una parada de Valenbisi, y preparo mi tarjeta de bono anual. Es un gran invento, que nos acerca a las ciudades civilizadas de Europa. Llego. No hay bicicletas. Normal: Son casi las ocho de la tarde y estamos en zona universitaria. Mal lo tengo, pues sé que si no hay aquí es que por Blasco Ibáñez no quedan. ¡Suerte! Llega una chica a dejar la bicicleta. Rápidamente meto mi clave y la vuelvo a coger. Ajusto el sillín. Milagrosamente, el mecanismo aparentemente endeble resiste los múltiples cambios de los usuarios. Ya soy ciclista activo. Enfilo por Blasco Ibáñez hacia la Avenida de Aragón.

Mal día y mala hora: Partido Valencia-Barça. Gane quien gane, partidazo. Aunque sea pronto, multitud de gente. Algunos pasan del carril bici. Otros lo respetan. Curioso, cómo prospera la culturización del personal. ¿Y si me pongo una bandera del Barça, pienso? Pero opto por sobrevivir.

Poco sitio entre los coches. Cuando hay partido, todo está permitido. Coches sobre las aceras, sobre los setos y ocupando el carril bici. La policía pasa, es día de futbol.

Consigo llegar a la Plaza de Aragón. Rumbo al puerto por la Avenida. Me cruzo con un remolque de Valenbisi que va reponiendo bicicletas. “Admirable”, pienso, “Realmente hay buen mantenimiento”.

Pero algo falla, la avenida está llena de ciclistas desesperados buscando donde dejar las bicicletas. (¿O se dice valenbisiclistas y valenbisicletas?). El señor de mantenimiento no ha tenido en cuenta que parte de la oferta de Valenbisi son las bicicletas, y parte no menos importante el lugar para ponerlas: Si llenamos todos los puntos de anclaje, no caben más. Elemental, ¿no?. Ya me parecía a mí demasiado perfecto el asunto. Estadísticamente, debería ser una proporción entre 1/3 y ½ de los puntos libres, para optimizar, pienso (Interesante problema de investigación operativa). Pero aquí en Valencia somos así: Todo lleno, con un par.

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