Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


lunes, 15 de octubre de 2012

Erasmus: Hacer o deshacer Europa

Siempre he creído que si las becas Erasmus hubieran existido en su momento, las guerras mundiales habrían sido más difíciles, por la razón potente de que el conocimiento entre las gentes de los distintos países y culturas rompe los esquemas y dogmatismos. Así, cuando miles de estudiantes alemanes han convivido con los franceses, o al revés, o los ingleses con los españoles, etc, se han ido rompiendo esas estupideces de clasificación con las que se forjaban los enfrentamientos entre naciones. El sueño hippie de que cuando se convocara una guerra no acudiera nadie ha sido mucho más posible en el momento en que miles de jóvenes europeos pudieran decir: "¿Yo, a matarme con Hans, o con Annie, o con Raul....? ¡Pues no voy!". se ha forjado a través de estos intercambios. Que deben seguir, con sus correcciones si fueran necesarias. Pero cortar esto alegando la falta de fondos es, además de una gran miopía, un gran paso destructivo.

Y lo digo porque si - imaginemos - existiera un poder (Siniestro poder, oscuro, oculto y omnipotente) que quisiera devolver a Europa al estado de la ruina, la vía más rápida sería la de resucitar las guerras entre sus estados. Para ello, los medios de comunicación siempre han sido poderosos. Y desde la predicación desde los púlpitos a la TV o a la Internet, se ha avanzado mucho tecnológicamente, pero el único resquicio que aparentemente queda de libertad son algunos servidores de Internet no controlados.

Volviendo al tema, Europa ha dejado de ser un lugar de inversión interesante. Fue fuente de riqueza en sus periodos de crecimiento, todos hasta ahora originados tras guerras que la dejaron arrasada. El crecimiento no es infinito. Y si se gana con los sistemas mientras crecen, lo que hay que hacer, puesto que el de Europa está ya acotado, es arruinarla, para que dentro de veinte años vuelva a dar los índices de retorno de la inversión que interesan.

Se puede alegar que en un mundo globalizado, no se puede arruinar Europa sin afectar al resto. ¿Y qué, si va a ser rentable?. En el siglo del Pacífico (atentos a las posibles confrontaciones de posicionamiento de las potencias de estas costas), la Europa unida pero menos que tenemos hoy en día no es más que una pequeña península del continente euroasiático, un molesto competidor comercial y un mercado ya con pocas perspectivas, además exportador de teorías muy peligrosas como son los derechos humanos, la democracia y todas esas tonterías que minan la rentabilidad de los pueblos. Lo que procede hacer, pues, es someterla  a un lavado y planchado, que deje de molestar, de forma que tras un barbecho podamos volver a "ayudar generosamente" a su crecimiento, y ahí sí que se puede ganar.

¿Quien se va a lamentar? . ¿EEUU? ¿Para qué nos necesita, teniendo en cuanta que en breve se va a enfrentar con un enemigo como China, que además controla puntos estratégicos de su economía?. ¿Rusia? No veáis la risa que le va a dar a Putin cuando la todopoderosa Alemania o la orgullosa Francia le pidan ayuda, con los chinos bullendo en la puerta trasera de su gran territorio y de sus inmensas fuentes de riqueza..

Podrá ser que el IV Reich, el retorno a los Imperios Centrales, se prepare como un mecanismo de subsistencia darwinista, dejando a los países mediterráneos como meros "estados tapón" para que no llegue a Europa central esa "primavera árabe" que se está escapando de las manos, y que gracias a la avaricia del primer mundo en cualquier momento puede significar muchos más miles de emigrantes en nuestras costas. Y un terrorismo fanático difícilmente controlable, al cual los acomodados estados europeos tienen pánico.

Otro método es "balcanizar" Europa. Es muy curioso la potencia con la que están resurgiendo los movimientos independentistas. Cosa natural, se puede decir, pues cuando se acaba la comida común, todos quieren levantarse de la mesa para no tener que fregar. Pero si miramos más allá, podremos ver en un futuro el retorno a los enfrentamientos fratricidas. Y estamos viendo, cosa escalofriante, cómo quienes deberían evitarlos, conduciendo a sus comunidades por la vía de la paz y de la razón, resucitan ideas trasnochadas que deberían estar en el más total olvido por la cantidad de vidas que han costado, en la historia de España entre ellas. ¿Esto es repentino?.

¿Cuanto tiempo van a tardar las potentes multinacionales que "confían en nuestro país" en trasladarse al Este, o a lugares donde, a igual conflictividad, los obreros cobren aún menos y tengan aún menos derechos? ¿Cuanto tiempo, si no se conserva la idea de la Europa culta, democrática e igualitaria como objetivo común, va a tardar en ser esto una batalla por las migajas del "imperio"? ¿A qué vienen ahora esos alardes nacionalistas de unos y otros, cuando nuestra supervivencia está en trascender nuestros estados actuales (herencia de las propiedades privadas de las dinastías reales, no lo olvidemos) y constituir una Europa lo más común, lo más mezclada y lo más democrática posible?

Por eso es urgente no dejar morir los Erasmus. Incluso revitalizarlos, extenderlos. De forma que desde el Cabo Norte hasta Gibraltar no haya más que una sola patria y una sola bandera y que, respetando al máximo la personalidad de cada pueblo, ninguno de ellos se sienta mejor ni peor tratado que los otros. 

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