Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Apágalo todo.

Apaga la tele, apaga el móvil. Apaga el ordenador, desconéctate. Sal al balcón, mira la Luna. Sal a la calle, pasea. Es tarde, hay muy poca gente. ¿Qué ves? Todo está muy tranquilo, los árboles se mueven por una ligera brisa. Huele ya a otoño. ¿Qué oyes? Nada, muy poco, el viento, los coches que pasan, pocos. Alguien andando por la calle a estas horas, es de noche.

¿Qué piensas? ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Cuánto tiempo perdido delante de la TV, viendo anuncios de cosas que no quieres comprar, programas de chorradas que no quieres ver, telediarios manipulados por poderes manipulados por los grandes poderes! Para que pienses como ellos quieren que pienses. Rehenes degollados por un ejército terrorista que ha surgido de la nada, al parecer del fondo de la televisión, amenazas que sirven para bombardear países cuyo destino es ser bombardeados, gente que nace esclava, víctima desde el principio. Las armas son caras, los misiles generan beneficios, las movilizaciones contra las amenazas externas distraen de los problemas internos. Ya no te crees nada. ¿Y Libia? ¿Y Egipto? ¿Ya no pasa nada en Gaza?

Cuando la primera guerra del Golfo, las imágenes impactantes que nos ofrecieron en todas las cadenas vimos luego que eran montajes posteriores. La realidad que nos ofrecen es la suya. Existen los movimientos terroristas, pero de alguna manera los han creado ellos, Crean la amenaza para mantenernos asustados, para gastar bombas que pagamos todos, para recortar libertades. Te espían, te oyen, te ven, te fichan. Te crean una crisis para que aceptes trabajar más barato, con menos derechos. Te putean y te salvan. Y tú, agradecido por migajas de trabajo con sueldos de mierda.

¿Y ahora? Ahora le toca a Europa. Toca balcanizar Europa. Aquel sueño de una Europa unida, rica, culta, socialmente distribuida, con derechos civiles, con alta responsabilidad ciudadana, hermanada… Aquel sueño no interesa. Es una ridiculez de progres. Hay que cargarse Europa, y para ello se balcaniza, se divide, se empobrece. Se rompe la unidad promoviendo los egoísmos de los países ricos frente a los pobres, apoyando a gobiernos destructivos de aquellos países a los que se quieres, simplemente, convertir en estados-tapón.

Sí, porque la amenaza está allá abajo, con millones de africanos presionando. Sobrevivirán al Sida, al Ébola, a los virus que sea necesario. Vendrán. Y entonces… ¿Qué hacemos? Necesitaremos que España e Italia los paren, son los países fronterizos. ¿Francia? ¡Por Dios! Francia se cree casi como Alemania, y hay que mantener la ficción un tiempo más, porque todavía se cree una potencia.

Hay que fragmentar Europa, dividirla, balcanizarla. Que no sea una unidad, que se peleen entre ellos. Y mientras, acosamos a Rusia en sus fronteras. Movemos la Otan cada vez más cerca, hasta que Putin reviente o plantee una guerra que nos permita hacerle reventar. A nadie le interesa una guerra nuclear, pero si podemos volar convencionalmente una parte de Europa. Pues mira, en vez de Wolskwagen venderemos Ford, y así les financiamos las armas para defenderse y la reconstrucción de lo destruido. Y tan amigos. Ganaremos por las dos partes. Siempre ganan los que ganan y pierden los pringaos. Moraleja: No seas un pringao.

Es de noche, el silencio se impone. ¡Bendito silencio! Se me van revelando muchas cosas que con tanto ruido tenía taponadas. Puedo pensar, y lo veo claro. Nos están tomando el pelo, a unos niveles increíbles. Ahora escenifican la destrucción del partido en el poder. Ya no les sirve. Han cambiado las corrientes, ha cambiado la moda. Ellos mismos se hacen el harakiri y no sabemos si es por pura inteligencia, porque ya les da vergüenza seguir o porque ya han esquilmado bastante el patrimonio público. Ahora es el tiempo de los partidos alternativos. Ellos han sembrado la semilla, y te planteas: ¿De dónde sale esta criatura? La inteligencia del poder es que siempre crea una herramienta para seguir dominando. Los partidos que quieren seguir siendo visibles deben sucumbir a los asesores de imagen, a salir en la tele, a ser una pura mercancía más. Nada de contenido ideológico, y mucho menos revolucionario de verdad. Unos cambios para que parezca que algo ha cambiado y que todo siga igual. Y te preguntas; ¿Cómo han aparecido los de Podemos? ¿Quién los promociona? ¿Quién los financia? ¿De dónde ha salido ese dirigente del PSOE tan mediático? ¿Es una composición de asesores de imagen? ¿Han sabido que ya no vendían PP y están reconduciendo la demanda?

Pura TV, pura imagen, puro montaje. Debates de mierda, casi callejeros, en formatos de tertulia-espectáculo. No hay reflexión, no hay ideología. Balbiiiiiiiiin ¿Dónde estás?


Vivimos la vida americana por la TV. Nuestros jóvenes conocen más los barrios de las ciudades yanquis que los de su propia ciudad. Las series encandilan a la juventud y les hacen creer que la vida se resuelve en un sofá, o en un piso de eternos estudiantes cuyos únicos problemas son los del sexo. No hay política, no hay discusión sobre el futuro, no hay nada más que superficialidad. Películas de superhéroes o de soldaditos americanos traumatizados por sus guerras perdidas, pero que en el fondo llevaban razón. Policías de chaqueta y corbata que dejan sus placas pero resuelven el caso. Jóvenes con monopatín y gorra de lado, mascachicles descerebrados militantes de la incultura. Se ve lo mismo en cualquier país de Europa: Los mismos modelos, los mismos resultados. Estamos invadidos por la TV y las pelis, machacados, apabullados. La cultura europea es residual, queda para resistentes. Pero ya hay ministros Wert en España y habrá otros similares que eliminarán esas bolsas de resistencia de la cultura, hasta alisar nuestros cerebros al nivel de las sectas más caminantes. Curas, toros, mantillas y peinetas españoles, superhéroes, policías y rambos yanquis. Ya tenemos el esquema. Podremos ser felices si compramos, compramos, compramos y los fines de semana al centro comercial nos vamos.

Tienes que ver la tele, insensato, estúpido. Si no, acabarás acusado de terrorista, ecologista o cualquiera de esas cosas deleznables. Fútbol, fútbol, fútbol, Madrid, Rajoy, una manifestación a favor del Aborto. Qué malo es Mas, Fútbol, Madrid… Eso es el Telediario de la 1. Lo único que se salva es el tiempo, pero pronto lo quitarán porque es un buen programa. Y sólo faltaba Isabel, castellanismo puro, El Imperio. Una Grande, Libre. Toda España unida, pero castellana y con la Inquisición... ¡Madre mía!.

Silencio. Tienes que empezar a salvarte por el silencio. Tranquilidad para que se te vaya aclarando el cerebro, para ver en perspectiva. A veces, piensas que no debes comentar nada porque la gente a tu alrededor se escandaliza. Te sales del credo general. ¡Hasta te han creado un cauce para que seas antisistema! Ya ni siquiera puedes ser antisistema fuera del sistema, porque hay un movimiento antisistema dentro del sistema que es fundamental para mantener el sistema contra los antisistemas…

Manipulación, eso es. Burda y poderosa manipulación. Han creado la bola de la independencia catalana para despistarnos de la corrupción de determinados personajes y partidos, tanto catalanes como “españoles”, y ahora que se termina la fiesta no saben cómo cortar el hervor. Nos van a joder realmente, van a separar las sociedades, todo por conservarse en el poder, los unos y los otros. ¿Patrias? ¡Mierda! Intereses personales de gente que se llena los bolsillos mientras nos hace cantar himnos.

Nos hace falta silencio, sosiego, un gran silencio nacional, que se callen los que hacen ruido. Porque nuestro problema no está en si dimite o no Gallardón (nunca dimitirá bastante ni se irá bastante lejos) o en si Mas se sale del tinglado que ha montado de una manera o de otra. Está claro que los independentistas de buena fe se van a quedar con un palmo de narices, y aquellos españoles que crean que la unidad española habrá ganado con tal proceso estarán muy equivocados, tanto en lo que es unidad como en que alguien gane con esto.

Pero el peligro real nos viene de fuera, porque la Europa que se está diseñando para el futuro nos deja de mero estado-tapón, aislante entre los movimientos que se esperan en el Magreb, cada vez más radicales, y los plácidos dominios de los Imperios Centrales. A Europa se la suda si España se divide. Mejor: Dos mitades se manejan mejor que un entero. Y los españoles son capaces de pedir la independencia hasta de La Rioja, ya puestos. Francia está condenada a pretender ser el vecino pobre pero pijo de los alemanes, y el Reino Unido habrá de seguir de lacayo de sus propios capitalistas, que son los mismos que mueven los USA, para tratar de cortar cualquier atisbo de prosperidad de la Unión Europea. El resto, países colonizados o colonizables.

Todo esto mientras el plasta de Jerry no le toque demasiado las narices al Tom ruso, y no llegue el momento en que las disputas entre uno y otro se resuelvan con un nuevo planchado del territorio centroeuropeo. Con lo cual, hijos míos, lamentaremos la pérdida de un competidor comercial muy fuerte y podremos centrarnos en el Pacífico, que es donde realmente hay perspectiva de mercado.

Un futuro en barbecho, es lo que le espera a Europa. Con suerte, se mantendrán reductos que conserven la valiosa cultura europea, mientras predominan gobiernos corruptos, bandas mafiosas y otras sutilezas de los reinos de la noche. Y nosotros, nos comeremos los mocos esperando a los millones de turistas que nos han mantenido hasta ahora a pesar de nuestros atroces gobiernos y nuestras atroces políticas económicas. Seremos un país de camareros, jardineros y persianeros de nadie, porque no vendrán. Eso sí, todos con título universitario, por lo menos los que pudieron sacárselo antes de la era Wert.

Vamos mal, vamos muy mal. Porque nos tienen dirigidos, controlados, mentalizados. Tanto a nivel individual como colectivo. Son maestros en el arte del manejo de masas. Al que discrepa, se le sacan pruebas de que es un terrorista, un antisistema, un degenerado. Y la gente lo acepta, cierra el hueco y sigue, viendo a los policías buenos correr detrás de los terroristas malos y anuncios de lo bueno que es su gobierno, que se trae misioneros a curar del Ébola a precio de oro aunque no pague las dependencias, y si tú eres un anciano español con problemas, un dependiente, un familiar, te puedes morir porque no eres religioso y no sales en la tele. ¡Zas! ¡En toda la boca!, que diría Sheldon.

Nos hace falta el silencio, la reflexión. Echar a todos estos que hacen ruido, que pasen por la Fiscalía. Recuperar el sentido común a nivel de nación, sosegar los ismos, calmar las divisiones, tapar los agujeros que nos han hecho estos piratas. Rehacer todas las constituciones, porque es malo un andamiaje que se convierte en cárcel. Recuperar la justicia, la dignidad, la capacidad de escuchar…

Y cambiar estos esquemas. Porque están viejos, porque ya no nos sirven. Porque el mundo que nos espera ya no es el que creemos que sigue siendo. Y pensar por nosotros mismos, recuperar nuestra esencia cultural, nuestra diversidad. Solamente la sabiduría, como pueblo y como personas, nos puede rescatar. Y la sabiduría es incompatible con tanto ruido.

No hay comentarios: