Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


domingo, 27 de mayo de 2018

Un viaje a China (1) - Nos vamos

Buenas noches a todos.

Voy a ser fiel al origen de este blog que fue "La Web de Anog", una página web creada con los primeros rudimentos de html y radicada en ono.com. Aquella web surgió para contar nuestros viajes, y así redirigir a todo aquel que quería que se los contara a que se leyera la página correspondiente. La cerré cuando empecé esto.

Siguiendo esta línea contadora de viajes y visto el interés que ha despertado nuestro viaje a China, procedo a contarlo aquí, siempre partiendo de la subjetividad de toda narración personal. Espero que os resulte interesante para futuras decisiones.

Este es un viaje más. Pueden hacerse infinitos, con distintas intenciones.


Hace años que teníamos como objetivo visitar La Gran Muralla y conocer "in situ" los Guerreros de Terracota. Preparando un viaje bien diferente, a Ushuaia, nos apareció el viaje del Museo L'Iber. Como nos ajustaba en fechas y destinos y consideramos que la compañía era adecuada para tal fin, no dudamos en apuntarnos.

Así que salimos un domingo de Manises en vuelo de Turkish Airlines hacia Estambul. Salida 17:15, llegada a las 21:55 hora local. Como allí van una hora adelantado con respecto a España serían las 20:55. O sea: 3hs 40' más o menos de vuelo.


El vuelo Valencia-Estambul en un Boeing 737-600 es soportable. Cada asiento tiene una especie de tablet en el respaldo (supongo que esto ya será común) con un amplio menú de películas, documentales, etc, en turco, inglés y subtituladas. Yo me puse música clásica y, excepto el tiempo del refrigerio, dormí plácidamente.

La comida a bordo (o lo que sea) está buena, cosa a resaltar. Es admirable cómo - teniendo que atender a pasajeros de tan diferentes procedencias, culturas y religiones - se hace un menú denominador común que se puede tomar en un avión. Eso en cuanto a propiedades organolépticas, porque en cuanto a espacio es bastante restringido. El problema en los aviones es si te toca entre personas voluminosas. En este caso tuve suerte porque el voluminoso era yo.

El enlace a Beijing sale a las 01:25, hora local. No creáis que esta diferencia de tiempo se hace aburrida. Ya recordábamos el aeropuerto de Estambul como inmenso y caótico, pero ahora se ha acrecentado el caos con la ampliación de los controles de seguridad. Masas de pasajeros desembarcan sin cesar y se precipitan por los pasillos hasta las colas del control, que es bastante lento. Por tanto, y para evitar disgustos, vale la pena tener tiempo de sobra e ir tranquilamente.

Ahora el avión es un Boeing 777-300ER, donde según mi información cabemos 349 personas, tripulación aparte. Al ser más grande el avión te sientes menos constreñido que en el anterior. Tengo suerte y me toca pasillo, con lo cual puedo estirar las piernas cuando tengo necesidad. Dan dos comidas, o mejor una comida (o cena, al final te pierdes con los horarios) y un desayuno. Entre ambos y con la tablet te distraes, y casi el vuelo de 9hs 40' se hace más corto que el anterior. con un valor añadido: que con la tablet puedes ver lo que captan las cámaras web de la panza del aparato o de la proa. Eso es lo que siempre había echado de menos en los vuelos, ver por donde vamos. Además, tiene un mapa en tiempo real que vas viendo "modo maps" por dónde sobrevuelas, y ubicándote. Esto se debería extender a todos los aviones, imagino que según vayan renovando las flotas.

LLegamos al Aeropuerto de Pekin (Beijing). Una monstruosidad remonstruosizada con las obras que hicieron para las olimpiadas. El de Estambul queda como pequeño al lado de este. Inacabables distancias e inacabables colas, que no son tales porque en China no existe este concepto.


Amontonamientos. Los chinos, como veremos durante todo el viaje, no se comportan como hormigas disciplinadas, sino como enjambres tumultuarios en los que no existen reglas. Y aun siendo alegres españoles no paramos de admirarnos de con qué desparpajo y poderío se cuelan los chinos y las chinas por todas partes, ya que su concepto de la distancia íntima es muy diferente al nuestro y entre tu móvil y tú puede aparecerte una familia empujándote con una potencia desproporcionada. Admirable.

Conseguimos pasar los controles y salir del aeropuerto. La entrada no nos la han puesto fácil, no. Al fin, localizamos al guía que habla español. Porque allí, desengañaros, inglés poco. Incluso nos dicen que hay más gente ahora que estudia castellano. El caso es que entre el alfabeto y el idioma no entiendes nada. Menos mal que en el aeropuerto estaban los anuncios en inglés también, ahí sí.


Nueva sorpresa: Los diseñadores de aeropuertos y estaciones no ven bien que los autobuses se acerquen (igual es por seguridad). Así que será una constante en nuestro viaje ir arrastrando maletas hasta la quinta puñeta, que es donde generalmente el chófer del autobús ha conseguido parar ayudado por el endiablado tráfico. www.disfrutapekin.com/aeropuerto-pekin

Pekín está a 32 kms.  La ciudad es inmensa, y durante el camino apreciamos lo que será general en el viaje: Autopistas amplísimas y llenas de todo tipo de vehículos, circulación caótica, bloques inmensos de pisos de hasta 30 plantas que se extienden en manzanas infinitas entre la supuesta niebla que no es otra cosa que una terrible y persistente contaminación. No se ve el sol, desengañaros.

Los chinos conducen como caminan: En amontonamientos y sin reglas.

Este vídeo, aunque un poco rollero el locutor, os dará una idea del tema. Uno se alegra mucho de ir en un autobús y que conduzca otro.

Este otro video puede parecer exagerado, pero desde las ventanas de nuestros hoteles podíamos ver caos parecidos.

Y este vídeo os mostrará el día a día. Veréis que el concepto de limpieza, orden y mantenimiento es muy diferente al nuestro.

Y aquí una curiosidad que no me extraña porque la contaminación y la superpoblación pueden distorsionar el entorno claramente.

Por fin llegamos al hotel. En principio, es un hotel de lujo. Pero lo fue. ¿Qué quiere decir esto? Pues lo que ya habréis visto en los vídeos anteriores: Falla el mantenimiento, y el concepto español de los detalles desde luego no está. En cualquier caso, la habitación está limpia y bastante bien. Y como nos han dado un piso alto podemos ver los atascos y la ciudad iluminada.

Una cosa que nos sorprenderá positivamente es la forma en que iluminan las ciudades por la noche. Cambian totalmente, y están realmente bonitas. Aquí podéis ver un ambiente de Pekín por la noche.

Mas Pekín por la noche. Podéis encontrar varios vídeos sobre este tema.

Como ya era tarde y estábamos cansados del viaje se nos ocurrió cenar en el hotel. El sitio parecía un puticlub de lujo, con bellas señoritas muy bien ataviadas con una raja en el vestido que les dejaba enseñar la pierna. Y cosa abolutamente kitsch, en el centro del estanque había dos bellas chinas tocando instrumentos típicos ¡Con cuatro bicicletas de montaña detrás! Como éramos los únicos clientes y el aparente encargado llegó pronto a la conclusión de que aquello no iba con nosotros desaparecieron las músicas chinas, si bien se quedaron tropecientas señoritas que ponían cara de susto cuando los señores que parecían mandar no conseguían entenderse con nosotros, hasta que llegó uno que sabía un poco de inglés. Total, cenamos como chinos ricos y nos quedamos como españoles con hambre. Para no volver.

Esto es el restaurante del hotel en el que cenamos.
Y con esto termina nuestro primer día de viaje. Habíamos quedado en el aeropuerto de Valencia a las 15:30 para embarque y tal, y llegado a Estambul a las 21:55 hora local (20:55 en Valencia): 5:25 horas después.

Trámites, controles y caminatas por largos pasillos para salir a las 01:25 hora de Estambul (0:25 en Valencia) y llegar a Pekin a las 15:25, o sea: las 10:25 en Estambul, las 9:25 en Valencia.

O sea, casi 18 horas de viaje. En realidad, no se había hecho tan largo como esperábamos.


Y ya estamos en china. La siguiente entrada con el 2º día del viaje en breve. ¡Hasta entonces!

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