Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


sábado, 26 de enero de 2019

La pulsera de salud: Pulsana

Esto es un cuento de ficción, cualquier parecido con la realidad, presente o futura, es mera coincidencia. En ningún caso se promueve o ataca marca ninguna.

Capítulo 1 - Una pulsera mágica


Un principio sencillo


Se vendieron millones de pulseras, su precio las hizo accesibles a casi todo el mundo. En un principio sus funciones eran muy básicas: Te daban la hora (adiós, relojes), te decían cuantos pasos habías hecho, cuanta distancia habías andado, tu pulso. Y mediante la conexión con el teléfono móvil tenías un control completo de estos datos. Además, otras personas podían tener acceso a ellos (autorizándolas tú, claro) y así montabas redes que se incentivaban mutuamente. Todo un éxito.

Se consiguió que la gente llevara puesta la pulsera durante todo el día, para ver cómo dormías, cuales eran tus picos de actividad, etc. No se sabía que todos estos datos, a través del teléfono, eran almacenados en una gran base de datos que luego se iba a ofrecer a los seguros médicos, a los empleadores, etc, "convenientemente anonimizadas y solamente con fines de investigación", claro.

Aplicación reloj de pulsera inteligente para la salud — Archivo Imágenes Vectoriales


Completando funciones

El siguiente paso fue desarrollar un conjunto de funciones que calculaban tus índices de colesterol, triglicéridos, etc. No hizo falta cambiar la pulsera, el hardware que nos habían vendido era suficiente. Nadie se explicaba cómo conseguía este aparato acceder a esa información de nuestro cuerpo, pero se acogió muy favorablemente: Ahorraba millones de análisis, no era necesario pinchar a nadie, el programa, convenientemente actualizado a través del móvil también, se cuidaba mucho de darte las alertas adecuadas cuando tus índices sobrepasaban los límites adecuados. Todo un avance.

Nacen PULSANA y su PUC

En el mejor momento de éxito de la pulsera el fabricante decidió ponerle un nombre, ya que formaba parte de la vida de las personas como su mejor amiga. Se llamaría PULSANA, nombre muy acertado pues enlazaba con los que otras grandes multinacionales habían puesto para sus asistentes digitales. Así, "Pulsana acompaña tu vida y cuida de tu salud" era el mensaje por el cual los papás regalaban en cuanto podían una pulserita a sus hijos.

Se anunció que cada pulsera tenía un PUC (Pulsana unique code), de forma que mediante este se podía identificar al portador. Faltaba el milagro: Identificar unívocamente al portador con la pulsera, que nadie se la pudiera cambiar.

Apareció una nueva función mágica: Una vez puesta la pulsera, y con la aprobación expresa del usuario dada a través de la aplicación del móvil, la pulsera establecía un algoritmo con los parámetros que conseguía del organismo del portador que hacía que solamente pudiera funcionar en la muñeca de este, y en ninguna otra. De hecho, cuando la pulsera se quitaba de su "dueño" dejaba de funcionar. De esta forma, cada persona portadora podía ser identificada con ese PUC.

Esto revolucionó muchas cosas. Astutamente, el PUC tenía el mismo número de caracteres que la mayoría de carnets, y sus posibles combinaciones alfanuméricas daban para muchos usuarios. ¿A que llevó esto? A que gradualmente las bases de datos sanitarias, bancarias, etc, aceptaran el Pulsana Unique Code como identificador del usuario. Y no hacía falta autoridad aseguradora, porque ya la empresa había conseguido que las autoridades internacionales certificaran que la asociación PUC-persona portadora era única e inequívoca. Unívoca, para ser exactos.

"Pulsana te pide hora en el médico cuando lo necesitas" - La aplicación conectaba con tu sistema de salud (público o privado) y negociaba tu reconocimiento enviando previamente (tú habías autorizado al asociarte la pulsera) los parámetros de tus análisis, que ella había tomado. Incluso los informes de sueño.

Aparece MAMÁ

"Pulsana te paga los gastos" - No exactamente, claro. Mediante la pulsera se adaptaron los mecanismos de pago e incluso de obtención de efectivo. Era como si pagaras tú con tarjeta, solamente arrimando la muñeca, o incluso ni eso si estabas suficientemente cerca. La señal estaba encriptada con potentes algoritmos que garantizaba que solamente un tratamiento muy sofisticado de la misma pudiera piratearla. Y es que estaba encriptada con tu organismo. Para desencriptarla en el destino se había desarrollado un megagigaterasuperconputador que simulaba tu organismo y, actuando de intermediario, permitía el proceso en la base de datos destino.

A este megagigaterasuperconputador, cuya ubicación, composición y demás datos se guardaban en el máximo secreto, pero que interaccionaba con cualquier red a velocidad instantánea, se le pensó llamar DIOS, pero se temió que esto fuera mal acogido por los radicales. Se le pensó llamar entonces  PAPÁ, pero se temió que se acusara al nombre de patriarcalismo machista, así que se le llamó MAMÁ que era mejor acogido por los portadores y las portadoras. Además, se confirmó que aquellos mensajes que comienzan con la palabra "Mamá" bajan la guardia subconsciente del receptor y penetran mejor, influyendo de forma más potente en sus procesos mentales.

Mamá está preocupada

Pero esa simulación de tu organismo tenía otra utilidad, que era extrapolar y simular con tus datos las posibles evoluciones de tu vida, de forma que se supone que solamente a ti te podían enviar alertas de la forma "En tres meses generarás una diabetes" "Tu hígado se está recuperando", etc. En el caso en que persistiera la situación, los mensajes cambiaban a "Mamá está preocupada", "Mamá va a llamar al médico", etc.

También tú podías haber autorizado a tus próximos para que tuvieran acceso a esos datos, de forma que ellos también sabían cual podía, muy probablemente, ser tu evolución. En ese caso los mensajes se transformaban en "Mamá está preocupada por la tensión de X". Y tu familiar era así cordialmente invitado a corresponsabilizarse de tu salud. Lo que no se sabía es que mediante un módico precio, que variaba con la cantidad y calidad de los datos obtenidos, esta información se transmitía también a otras entidades. Por ejemplo, a tu empresa "Su empleado XX presenta altos índices de alcohol en sangre en horas de trabajo". Desde luego, las agencias de seguridad podían, en cualquier momento, saber tu situación de salud

El microchip

Se pensó en un principio que la incipiente posibilidad de insertarse microchips con un código identificador emitido mediante señales de radio iba a ser rival para la pulsera. Mentira: El microchip no tenía pantalla. La pulsera, además de decirte la hora, cada vez iba consiguiendo un interfaz más humano. Rápidamente los microchips dejaron de ser una opción interesante.

Una pulsera que no es pulsera

Existía la posibilidad de que la gente se quitara la pulsera. No era necesario, porque Pulsana ya aguantaba la inmersión hasta los -500 mts, donde era muy difícil que la mayoría de usuarios llegaran. Podías hacer cualquier actividad con ella. Pero aún así se desarrolló un tejido absolutamente compatible con la piel humana, capaz de crecer con la muñeca, libre de toda generación de alergias. Se podía elegir en cualquier color, aunque por defecto era transparente. Más adelante se consiguió, mediante la aplicación en el teléfono, que pudiera cambiar de color a elección. O incluso asociarla su escala cromática a alguno de los parámetros de forma que, por ejemplo, se fuera poniendo roja cuando te subía el pulso.

Una aplicación de esto fue la utilización del ciclo menstrual de las mujeres para generar avisos. Los días "rojos" y "verdes" de aquellas que, por convicciones religiosas, no usaban contraconceptivos estaban fiablemente controlados. También, claro, en los casos de embarazo la pulsera te avisaba discretamente.

PULSITA para los niños

Obviamente, interesaba poner PULSANA  a los bebés desde el momento de su nacimiento. A la posibilidad de que la pulserita fuera creciendo con él (al principio había que cambiarla en función del crecimiento, pero con el tiempo se consiguió que la "correa orgánica" le acompañara, sin quitársela, hasta la adultez) se le añadieron múltiples funciones ideales para los padres. Por ejemplo:

Tu hijo respira
Puesto que la obsesión de la mayoría de los padres de que su hijo podía dejar de respirar en cualquier momento, se podía sincronizar la pulsera con el pulso del niño. Así, esta generaba su pulsación en la muñeca del progenitor.

Tu hijo tiene fiebre
Ya no eran necesarios los termómetros. Un mensaje al padre: "El niño tiene 37,5ºC", acompañado de un mensaje de Mamá: "Mamá dice que le des Paracetamol jarabe 3ml una vez cada 8 horas. Mamá te avisa". Se acabaron las llamadas al pediatra, las noches en vela. Mamá te despertaba si hiciera falta.

¿Dónde está tu hijo?
Otra de las funciones muy atractivas para los padres era el control continuo de la ubicación del niño. Bien dentro de un plano de la habitación que PULSITA era capaz de hacer o en un mapa de cualquier zona podías delimitar límites, en función de la edad del niño, para que la pulsera te avisara si salía. Obviamente, te indicaba si estaba acostado, de pie, tumbado, andando. Al crecer podías saber si estaba realizando alguna otra actividad que acelerara su pulso, e incluso que incrementara sus hormonas. El control de la ingesta de cualquier bebida, droga, etc, era tan rápido como su disolución en sangre. Mamá te decía: "Tu hijo está bebiendo cerveza acompañado de otros tres PUCs correspondientes a dos varones y una hembra". Y es que en el próximo capítulo veremos:

Las funciónes sociales de PULSITA/PULSANA

domingo, 20 de enero de 2019

Música tibetana: Yungchen Lhamo

Buenas noches a todos.

Hace años, allá por primeros de los 90, cuando era muy poco conocida, tuvimos ocasión de vivir (mucho más allá de disfrutar) un concierto de Yungchen Lhamo . Fue toda una experiencia, y más cuando se está interesado en cualquiera de las distintas filosofías orientales.


¿Quien es esta revelación? Podemos verlo, por ejemplo, en este artículo de El País:
La diosa de la canción que atravesó el Himalaya a pie

O en este otro artículo en castellano: YUNGCHEN LHAMO

O en su propia página web: www.yungchenlhamo.com

El marco fue ideal: Ni más ni menos que la Capilla de la Beneficencia de Valencia, ideal para el espiritualismo y el intimismo que desprende esta especial cantante.


En este sentido, el vídeo que he encontrado más próximo al ambiente que creó es este:

Yungchen Lhamo Live in the Greene Space

Y algunos otros vídeos para que la conozcáis mejor:

Happiness Is...

Peace of Mind

Om Mani Padme Hung

Aquí la tenemos en una entrevista (en inglés)

Ante un entregado público budista...

Aquí tenéis una preciosa composición de su voz con imágenes. 
Hay muchas, pero la mayoría no valen mucho


Desde luego, hay muchos más vídeos, de los que he intentado seleccionaros los mejores. Si os gusta la filosofía budista, la meditación, etc, esta música es un extraordinario acompañamiento.

Espero que os haya gustado y otro día exploraremos más músicas "diferentes" (para nosotros, claro)

Hasta la próxima entrada.