Los derechos fundamentales de todo ser humano (La sanidad, la educación, la justicia, el derecho a una vivienda digna, a sacar adelante a una familia, a aspirar a una justicia real, accesible y gratuita...), nunca deberían ser objeto de negocio, especulación o privatización. Si un gobierno gestiona mal, cámbiese el gobierno. Pero que no se utilice la rentabilidad como argumento para el saqueo de los bienes públicos. Los derechos no tienen precio, ni son negociables.


miércoles, 24 de marzo de 2021

Mi Valencia de los 50-II - Por Trinitarios al Temple

 Buenas noches a todos. Continúo con estas historias que empecé a publicar hace casi un año en Mi Valencia de los 50. Me ahorro las localizaciones porque están en esta primera parte, así que voy a empezar por donde me quedé, que era saliendo desde mi calle (Boix) a la calle Trinitarios, que era la puerta de nuestras emociones, ya nos alejábamos del territorio conocido. Hoy veremos la parte que "baja" hacia la Plaza del Poeta LLorente y la Iglesia del El Temple.

Trinitarios, al fondo El Temple (Foto de Google)

Esta calle tiene para mi especiales recuerdos. En primer lugar, me sorprendió cuando hice estas fotos ver alguno de los balcones de su parte izquierda con vida. No recuerdo haberlos visto nunca abiertos, ni siquiera los bajos. Tengo mi propia teoría de las causas, que os voy a contar:

Calle Trinitarios, foto propia.

Si os fijáis en esta fotos de Google, la finca tiene un patio interior ajardinado. la verdad es que yo pensaba que era mucho mayor, entonces me parecía inmenso.

Foto de Google Maps

Y es que mi madre tenía una amiga con hijos de mi edad, que vivían allí, de forma que más de una tarde íbamos a su casa "a jugar". Recuerdo que aquella casa, como muchas entonces, estaba enfocada hacia el interior. El "salón de estar", la cocina y la zona donde se hacía vida daban al patio interior, con amplias cristaleras (aún recuerdo aquellos suelos de mosaico pequeñito, en blanco y negro, haciendo figuras geométricas).

Foto de Google Maps

Los salones que daban a la calle eran "los de las visitas", los de los muebles buenos que no se podían usar, porque eran los de lucir en las ocasiones. Aquellos salones tenían densas cortinas que preservaban tales muebles de la luz, así que los balcones no se usaban para nada, por eso la fachada desierta e inmutable. (Los que yo vi la última vez en un balcón eran gente joven, imagino que la repoblación natural del barrio, cambio de costumbres o apartamentos turísticos).

Pero en aquellos oscuros y tétricos salones había algo que a mí me impresionaba más, y no era sólo en esta casa. Había unas imágenes religiosas de esas que ahora se pueden ver en los anticuarios, cubiertas por una urna de cristal. Y unos reclinatorios.

Foto de Wikipedia

Y es que el padre, que era extremadamente religioso, obligaba a toda la familia a rezar el rosario, en aquellos reclinatorios, frente a aquellas imágenes, todas las noches después de cenar. Era época de la religión del miedo, del temor y del oscurantismo, y había muchos hogares así. Recuerdo una vecina que tenía ¡en su dormitorio! un cuadro inmenso con una virgen dolorosa a la que le salían gusanos del corazón, que se suponía que eran nuestros pecados. En cuanto pasaba por su casa (tenía una perra con la que me encantaba jugar) se esforzaba en enseñármelo y contarme lo de los gusanos, y a mi me daba un repelús tremendo. Pedagogía total para un niño pequeño como era yo, creo que por eso me siguen dando grima esas imágenes.

Volvamos a la luz. A la otra parte de la calle, unos apartamentos turísticos. O sea, que los gringos están copando el territorio sagrado. Nos arrepentiremos.

Foto propia

Siguiendo hacia el Temple, en esta misma acera de la derecha, en un bajo que últimamente era una galería de arte (no sé si seguirá siéndolo) había una peluquería, un bajo de aquellos grandes en los que enfrente de la puerta, en alto, había unas habitaciones y al fondo una escalerilla para subir. Todo el salón pintado de azul, en la pared de la izquierda los espejos y una gran foto ovalada, en blanco y negro, con un señor con bigote, debía ser el antecesor del peluquero, creo que le llamábamos el Sr. Vicente. Tenía un ayudante, de cuyo nombre no me acuerdo, y tres sillones de esos de peluquería antigua con asiento de rejilla (ahora valdrían una pasta) de los cuales uno estaba roto, en la otra pared. (Parece que en las peluquerías siempre tiene que haber un sillón roto ¿no?)

Foto propia 

A mi me ponían una especie de bandeja entre los brazos del sillón para que me sentara más alto, y yo me fijaba siempre en el infiernillo de alcohol donde el Sr. Vicente mantenía caliente el agua para los afeitados, con brocha y navaja de aquellas que se abrían. Yo creo que por esto me he afeitado siempre con jabón y brocha, por muchas máquinas eléctricas que hayan pretendido regalarme. Eso si, en vez de navaja uso maquinillas desechables, me he modernizado.

Al final de la calle, en la esquina con el Carrer dels Mestres, un caserón, palacio o palacete (nunca he sabido lo que era) que siempre he visto en ruinas o en restauración, excepto un tiempo en el que fue sede del Instituto Goethe, por tanto se impartían allí clases de alemán entre otras actividades.

Foto propia

Terminamos aquí con una panorámica Googliana de la calle Trinitarios, mirando hacia la Calle de El Salvador, en la que han sido captados unos repobladores temporales de los dichosos apartamentos turísticos. 


En la próxima entrada os contaré lo de María la pantalonera y que mis amigos del barrio que eran monaguillos en la Iglesia del Temple se lo pasaban pipa orinando en la pila del agua bendita y viendo luego cómo las beatas se santiguaban. Luego me enteré de que era práctica habitual en otras iglesias también. 

Espero que os haya gustado y que esto colabore a ver este barrio con más información, de cuando era un barrio vivo sin coches, con tiendas y gente aborigen por la calle, a ver si entre todos recuperamos estas pequeñas memorias de nuestras calles y de nuestras vidas.

Si os interesan más historias de este tipo, tenéis este mapa las que he ido publicando (en obras, conste, no están todas) 

Tenéis también el Mapa (general) del Blog donde podéis encontrar también las entradas de otros temas:

Mapa del Blog

Y para el que le guste la historia militar, el blog que también mantengo 

Un tanque de siete pesetas

Gracias por vuestra atención y cuidaros de las pandemias.

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