Como cualquier otro ciudadano,
recibo las informaciones sobre lo que está pasando en Ucrania filtradas por el
tamiz de las agencias de información y de los medios que las transmiten, con lo
cual, como siempre, la idea que nos podemos ofrecer sobre las raíces del tema y
su alcance posible pueden distar mucho de la realidad. En estos casos,
lamentablemente, siempre la realidad dista mucho de sí misma, puesto que está
manipulada, tergiversada e interpretada de mil modos y en mil escalas. Por
tanto, esto no es más que un frágil ejercicio de reflexión con muchas
limitaciones y lagunas.
Pero creo importante compartirlo
con vosotros. De alguna manera, me ha dado escalofrío estos días ver con qué
grado de ignorancia mucha gente, sobre todo gente joven, que es la que más
futuro se juega, se enfrenta a estas noticias con una mezcla de pasotismo y
cara de “¡Qué rollo!”, en un alarde de estulticia e irresponsabilidad hacia su
propio futuro, demostrando, una vez más, el triunfo lamentable de las políticas
de educación pre-wertianas que los distintos gomierdos de esta malograda
democracia han practicado, hasta conseguir unas generaciones carentes de
anticuerpos, en su mayoría, contra tomaduras de pelo tales como se evidencia
que han sido los regímenes impuestos por la derecha, tanto a nivel nacional
como autonómico.
Volviendo al tema, Ucrania se
encuentra, como otros países nacidos de la desintegración de la Unión
Soviética, en la zona de choque histórico entre dos placas tectónicas
geopolíticas: Los imperios europeos y el imperio ruso. Como en otras ocasiones,
lo que ahora se está manifestando es el resultante de la energía potencial
derivada de estas tensiones inter-placas, pero con algunos puntos sobre los que
procede preguntarse:
¿Ha sido realmente espontaneo el
movimiento ciudadano que nos ha traído hasta esta situación? Vale que las
circunstancias internas no fueran muy afortunadas. Pero... ¿Las dimensiones, la
duración, el objetivo de hacer que Ucrania “se pasase” a Europa con armas y
bagajes son independientes de la situación estratégica del país, de sus
recursos naturales, de su interés como paso y puente de gasoductos y
oleoductos?
¿Ha jugado sucio Estados Unidos
interviniendo – si es que lo ha hecho – en territorio de claro interés
estratégico para Rusia, sin recordar el pacto que le permitió, en su momento,
campar a sus anchas por Irak sin que Rusia le molestara?
¿Está Putin defendiendo meramente
un interés patriótico? ¿Cuál es el peso real en Rusia de las empresas de gas y
de petróleo con intereses en Ucrania? ¿Qué fuerzas mueven a los tanques rusos?
¿Nos creemos que las guerras se hacen por ideología, o que siempre hay una
ideología a mano para tapar el interés económico? ¿No fueron los nazis una
criatura de los industriales alemanes? Hay mucho que rascar en esto.
¿Está enterándose la Unión Europea
de lo que realmente puede pasar? ¿Estamos bien defendidos los europeos por unos
políticos que – al juzgar por las imágenes de los noticiarios y los hechos
aparentes – más bien parecen unos señoritingos y señoritingas más preocupados de las ñoñeces
de la aburridísima vida centroeuropea que de atender a las necesidades de sus inocentes electores?
¿Existe realmente una Otan unida
y capaz de plantarle cara al oso ruso, por mucho que nuestros expertos digan
que a Rusia le iría mal una acción bélica? ¿No saldrían a relucir las cobardías
e intereses de los distintos estados? ¿Estamos ante una reedición de la crisis
de los sudetes? ¿Se van a jugar los franceses o los británicos un bombazo
por defender a los ucranianos?
¿Le importaría un rábano a
Estados Unidos desarrollar ahora una guerra en pleno territorio europeo? ¿Nos
necesita como aliados? (Por supuesto, pasarán por Rota y por Morón cuando y
como quieran, como siempre, y nosotros, paletos de mierda, tan contentos porque
los guardianes de los misiles nos alquilan casas y consumen en nuestros bares)
¿Eliminaría, de paso, un rival económico dejándonos “planchados”, entre ellos y los
rusos, mientras potencia su industria de guerra? ¿Volvería a quedar la
petulante, decadente, insolidaria e incapaz Europa deudora de unos y otros,
repartida como botín?
En un siglo en el que toda la
economía bascula hacia el Pacífico (El siglo XX fue el del Atlántico, el XXI
será el del Pacífico como eje económico y de desarrollo), la minúscula
península de Eurasia que en realidad constituye la orgullosa Europa ha perdido
todo su protagonismo, aunque los británicos y los franceses sigan queriéndose
creer grandes potencias. Solamente Alemania, en su patética carrera para
constituirse como Imperio Central y rodearse de estados-tapon, parece que ha
entendido a largo plazo el futuro. La reserva germánica vuelva al Báltico, (Y
como siempre, pagarán el pato los polacos), que tampoco olvidan la historia:
En estos movimientos nadie es
inocente, solamente los pobres ciudadanos que pueden creer que actúan por
iniciativa propia, sin darse cuenta de que son peones y víctimas de movimientos
estratégicos. La 1ª Guerra Mundial empezó por un conflicto con independentistas
de Los Balcanes. La 2ª, con la Guerra de España de 1936, ante la que todos los
que debieron reaccionar decían vaguedades y estupideces parecidas a las de
ahora, y la mencionada Crisis de los Sudetes, donde se evidenció la más
absoluta cobardía a nivel de gobiernos. ¿Han cambiado las cosas?
Creo sinceramente que la gente debería estar más preocupada.
Mientras los lobos liberales del FMI y acólitos (Presididos por esa señora
bien que pide ganar los sueldos
mientras se embolsa millones) se esfuerzan en arruinar a los ciudadanos de uno
y otro país, puede estarse montando un bacalao histórico.
Seguiremos con el tema,
que ya es muy tarde. Y hablaremos de los chinos.
1 comentario:
Me parece un análisis magistral. Ese es el punto de vista exacto, en mi opinión.
Un saludo, Angel.
Pepe Espí.
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